El cambio del topónimo de València bate un récord con 1.041 alegaciones al plan
Los más de 975 escritos en contra de la denominación bilingüe y acento cerrado critican que la propuesta de PP y Vox da la espalda a la AVL
En 10 años ningún proyecto municipal ha registrado tantas alegaciones

Vista áerea de la plaza del Ayuntamiento peatonalizada con el topónimo oficial de la ciudad / Francisco Calabuig
El Servicio de Normalización Lingüística del Ayuntamiento de València, una vez finalizado el plazo de exposición a información pública del expediente para el cambio de topónimo de València a la fórmula bilingüe «Valencia/Valéncia», con acento cerrado -a propuesta del gobierno municipal de PP y Vox-, ha recogido en un informe el número de alegaciones presentadas en contra y a favor del plan. En total, la sede electrónica del Ayuntamiento ha registrado 1.041 solicitudes de presentación de alegaciones, de las cuales una mayoría corresponden a varios modelos con textos previamente redactados. Otro grupo de alegaciones no sigue ninguna plantilla o modelo de escrito y, por último, hay un conjunto de instancias que o bien no presentan alegaciones como tales, pero expresan disconformidad con el acuerdo, o bien señalan haber presentado un documento adjunto con alegaciones que no ha quedado registrado en la sede electrónica.
En total hay 922 escritos en contra, 51 registros también de disconformidad pero donde falta la alegación, 61 a favor del cambio de acento y cuatro registros duplicados que no son contabilizados. Los argumentos en contra ganan por abrumadora mayoría y la suma de 1.041 rechazos y apoyos supone la mayor cifra de alegaciones registradas a una propuesta del Ayuntamiento de València en los últimos 10 años, según los cálculos realizados por el grupo municipal de Compromís.
En las siete plantillas utilizadas para oponerse a la modificación impulsada por el gobierno conservador -para lo cual ha recurrido a un informe técnico elaborado por el filólogo de la AVL Abelard Saragossà- hay razones lingüísticas, normativas, sociales, económicas y políticas. Los modelos fueron elaborados por Compromís, el Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana, la Plataforma per la Llengua, UGT o CCOO.
En la tercera plantilla se pide respetar el criterio de la Acadèmia Valenciana de la Llengua como único organismo normativo del valenciano -en 2016 la AVL aprobó un informe favorable a la denominación «València». Tuvo 13 votos a favor y 5 en contra-. El cuarto modelo de alegaciones se explaya en argumentos como «el municipio de València se encuentra en zona de predominio lingüístico valenciano y no se justifica legalmente el cambio», «el cambio del topónimo vulnerar el reglamento municipal del uso del valenciano», «el cambio es lingüísticamente innecesario, redundante e infundado», o «el cambio es estrictamente político, sin consenso social y supone una regresión en la normalización y visibilidad del valenciano». La quinta plantilla recela de la denominación bilingüe porque es «contraria a «l’especial protecció i respecte a la recuperació del valencià» a que el artículo 6.5 del Estatuto de Autonomía obliga a los poderes públicos respecto a la lengua propia de la Comunitat Valenciana».
La sexta plantilla concluye que preservar y respetar las denominaciones históricas no es solo una cuestión de justicia histórica, sino también una necesidad para la protección de los derechos lingüísticos y culturales de las lenguas minorizadas, como es el valenciano. «Estas alegaciones pretenden evitar, en suma, perder irremediablemente patrimonios enteros de lengua y cultura, en este caso, en el ámbito de la toponimia», señala. Y el séptimo texto recoge adhesiones redundando en claves como la falta de consenso, la vulneración del reglamento o la incoherencia territorial y social.
Finalmente, el expediente incorpora 25 escritos sin plantilla de personas con nombre y apellidos que se aventuran a desgranar ideas propias. Como curiosidad, el filólogo y analista político Ricard Chulià -vinculado a Compromís- propone como alegación tres párrafos del informe del propio Abelard Saragossà publicado hace 27 años donde este se mostraba favorable al acento València. El texto de Saragossà, titulado «Sobre les causes de les pronúncies del nom de la capital valenciana», defendía: «El valencianismo no puede introducir cambios normativos emblemáticos que puedan ponerse en contra de aquellos valencianos que están haciendo más por la recuperación social del valenciano».
Sobre la acumulación de alegaciones en contra, el concejal de Compromís per València, Pere Fuset, ha manifestado: «Pese a las trampas de Catalá exponiendo la modificación en pocos días de agosto, resulta evidente que los valencianos rechazan un cambio de nombre innecesario, irregular y caro, que la alcaldesa solo quiere usar políticamente para tapar su incompetencia en la gestión municipal y su apoyo a Mazón en la catastrófica gestión de la dana. Las 1.041 alegaciones contrastan claramente con las cinco del proceso de oficialización del nombre actual con Joan Ribó, que venía a completar un proceso iniciado por Rita Barberá y que contó con el apoyo unánime de todos los grupos».
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