El choque entre turistas y vecinos en el centro de València agita las redes
La pelea entre visitantes neerlandeses en bicicleta y jóvenes valencianos en una angosta calle de Ciutat Vella desata un debate sobre la función del turismo y su impacto sobre la tercera ciudad de España

Levante-EMV
La convivencia con los turistas en las grandes ciudades, masificadas en puntos calientes, plantea un reto de gestión política que a veces baja al escalón ciudadano convertida ya en rifirrafe y tensión. Caminar por determinadas calles del casco histórico de València se ha vuelto incómodo a ciertas horas del día, y la experiencia resulta poco gratificante tanto para los propios visitantes como para los vecinos que transitan estas zonas.
El año pasado, la concejala de Turismo, Paula Llobet, presentó un Decálogo de Buenas Prácticas dirigido al colectivo de los guías turísticos que fija un límite de 20 personas por grupo, recomienda evitar la megafonía y propone rutas alternativas para evitar las aglomeraciones en Ciutat Vella. Sin embargo, las aglomeraciones siguen causando estragos y la tensión va en aumento, tal como ha quedado de manifiesto en un vídeo difundido a través de redes sociales.
En él, se ve a un grupo de turistas en bicicleta increpando a los transeúntes jóvenes que se plantan delante interrumpiendo el paso de los vehículos. Alguna bicicleta cae al suelo, los vecinos gritan “fuera, fuera” a los turistas y estos se revuelven respondiendo “fuck you, fuck you” mientras hablan entre ellos en neerlandés. El encontronazo causó un gran revuelo en la zona, con muchas personas alrededor mirando el desenlace.
También ha generado conversación en redes sociales, donde la polarización es norma y la tensión vecinos-turistas (alimentada por la falta de acceso a la vivienda, telón de fondo de la animadversión al visitante) exige tomar partido. Un usuario de la red social X ha comentado: “Los turistas, básicamente holandeses, no respetan a los transeúntes en Valencia. Esto no es Rotterdam y no puedes ir en bici por donde quieras. Los operadores turísticos holandeses se lo deberían explicar. Si no lo entienden, que no vengan. ¡No hacen falta!”.
En el lado opuesto, otra usuaria comentaba: “Esto ha pasado en el casco antiguo de València. Agrediendo a turistas por esta escoria de personas que seguro ni serán valencianos. Como valenciana y española me indigna y me da rabia ver esto. Los valencianos no somos así y aquí recibimos bien a todo el mundo. Las autoridades tendrían que hacer algo, en 50 años jamás he visto una cosa así”.
Y entre ambos, toda una escala de grises de comentarios que van de la defensa del turismo como motor que sostiene la economía valenciana hasta aquellos alineados con las voces que alertan sobre la ciudad convertida en decorado y parque de atracciones para extranjeros.
Tras la polémica, la plataforma por el derecho a la vivienda 'Entrebarris' ha publicado un comunicado en sus redes sociales explicando que el incidente se produjo el domingo 19 en el marco de un acto por el desalojo de un local social okupado en Ciutat Vella, el BSOA Ca la Caixeta, "que había servido de punto de encuentro y de centro de referencia vecinal y cultural en una zona donde faltan los espacios públicos y donde todos los bajos se han orientado al negocio turístico".
En el colectivo cuentan que los turistas quisieron atravesar en bici la calle donde se estaba celebrando el acto y "no quisieron ni bajar de la bici ni reducir la velocidad. Ante esta intransigencia", continúa el texto, "el vecindado gritó "Tourist Go Home" y el grupo de turistas se puso agresivo". Para Entrebarris, más allá del incidente concreto, la verdadera violencia que hay en València se produce con la expulsión de los vecinos mediante desahucios violentos, la saturación diaria del espacio público, la imposibilidad de descansar en casa por el ruido de la calleo la mercantilización de los barios. Y lamentan que "el intento de criminalizar la lucha vecinal y por la vivienda que se está prodiciendo desde el incidente del domingo".
"La verdaderas víctimas son las personas que intentan vivir en su casa y hacer vida en sus barrios. Los turistas lo mínimo que pueden hacer es respectar las protestas y ser conscientes de cómo su ocio puede tener efectos perjudiciales en nuestras vidas", reflexionan en la plataforma por el derecho a la vivienda en València.
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