La "Operación Barrera" vuelve a sonar en Vox para la alcaldía de València
El nombramiento de Vicente Barrera como presidente provincial de los ultraconservadores le sitúa en las quinielas para disputar las elecciones municipales de 2027. El exvicepresidente de la Generalitat es la carta que siempre baraja Bambú para relanzar al grupo municipal

Vicente Barrera, en el centro con jersey marrón, junto al resto de cargos de Vox en València / Eduardo Ripoll
Vox guarda un comodín en València que saca a pasear cada pocos meses, normalmente coincidiendo con una crisis de gobernabilidad en el ‘cap i casal’. La carta se llama Vicente Barrera. El expresidente de la Generalitat acaba de ser designado presidente provincial de Vox en València, a donde llega con el encargo de coser el partido tras un mandato de Ignacio Gil Lázaro marcado, en su última fase, por el goteo de bajas en municipios importantes como Torrent, Náquera, Bétera o Almassora. Pero el movimiento no solo sería de reconstrucción orgánica, un “proceso de relevo general” según el comunicado difundido por Vox, sino que también buscaría colocar al extorero en el mayor escaparate del que disponen los voxistas para impulsar su posible candidatura a la alcaldía de València en 2027.
Vicente Barrera se vio obligado a dejar el Consell a principios de verano de 2024, cuando Bambú rompió todos los gobiernos autonómicos que formaba con el PP. Hasta entonces el exconseller de Cultura era la cara más visible de Vox en la Comunitat Valenciana, gozaba de buena consideración por parte de la dirección nacional y exhibía una gran sintonía con el president Carlos Mazón. Al ser descabalgado pasó a la segunda línea política, pero no perdió relevancia interna. De hecho a finales del año pasado fue contratado por la formación de ultraderecha para formar a sus cargos pese a que el extorero carecía de representación institucional.
Sin embargo, la decisión del Comité Ejecutivo Nacional de situarle en la dirección provincial le devuelve a la primera línea y el gesto no ha pasado desapercibido. Diversas fuentes consultadas por Levante-EMV apuntan a una estrategia para darle recorrido electoral dentro de un grupo municipal sin hiperliderazgos. El de Barrera es un perfil solvente, con más cartel que el actual portavoz del partido en València (José Gosálbez) y línea directa con Santiago Abascal, algo que inquieta en el Partido Popular.
La “Operación Barrera” lleva meses sobrevolando el Ayuntamiento de València y en marzo este diario ya informó sobre una maniobra de Vox y PP para intercambiar cartas. En la enésima hora baja de Mazón, la jugada teóricamente pasaba por levantar el veto a María José Catalá para presidir la Generalitat y recibir a cambio el bastón de mando de València, que ostentaría el exvicepresidente de la Generalitat. Los de Abascal tenían —tienen— cuatro concejales y Vicente Barrera ocupa el número siete de la lista municipal. Bastaba con que un edil renunciara a su acta y los otros dos candidatos que figuran por delante, Daniel Calabuig y Pilar Moral, no entorpecieran la operación, algo que siempre se ha dado por descontado.
En aquel tiempo el grupo estaba encabezado por Juan Manuel Badenas, más ingobernable que Gosálbez, hasta que un medio afín a Vox publicó una exclusiva sobre el presunto amaño de un concreto para dárselo a Imedes, empresa del marido de la delegada del Gobierno. Tres días más tarde, el mismo digital publicó audios filtrados donde se escuchaba a Badenas participar de una presunta trama de espionaje a la oposición. Su partido abrió una investigación y le expulsó cautelarmente, mientras que Catalá le apartó de toda responsabilidad. Pero Badenas se atrincheró acompañado de su pareja y también edil voxista Cecilia Herrero, conservando ambos el acta como No Adscritos. Entonces PP y Vox pactaron la única salida posible: indultar a los dos ediles y devolverles al bipartito sin apenas funciones. En esas aguas revueltas Gosálbez pescó la portavocía.
El nuevo jefe de Vox en València había profesado lealtad a Catalá hasta que el jueves pasado recibió la orden de tumbar la ordenanza de Zona de Bajas Emisiones, en la que PP y Vox llevaban más de un año trabajando —los primeros habían hecho suyas las exigencias de los segundos—. Aunque fue un mazazo los populares son conscientes de que se trataba de una imposición de Bambú, tal como le explicó Gosálbez al concejal de movilidad Jesús Carbonell tras el minuto de silencio por el aniversario de la dana, y además necesitan a sus socios para sacar adelante las cuentas de 2026, procurándose una estabilidad inexistente en el Consell o el Gobierno central. En ese clima de crisis soterrada, entre la frialdad y la cordialidad, vuelve a emerger la figura de Barrera y las fuentes consultadas señalan a la concejala Mónica Gil como candidata a ceder su acta a cambio de un puesto interno.
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