Vox València: dos años poniendo palos en las ruedas del PP
El grupo antes liderado por Badenas y ahora por Gosálbez ha intentado desmarcarse de sus socios en el gobierno municipal y hacerse visible a base de polémicas. El fiasco de la ZBE ha sido su deslealtad más cara, pero no la más sonada

Los cuatro concejales de Vox en València / Miguel Ángel Montesinos
Si se le puede reconocer un mérito al grupo municipal de Vox en València es que un año y cuatro meses después de acceder al gobierno, tras escenificar múltiples choques con sus socios, aún hoy siguen sorprendiendo al PP. Lo reconocía Juan Carlos Caballero —portavoz del bipartito— el viernes en rueda de prensa: «Hemos estado año y medio trabajando en la tramitación de la ordenanza de Zona de Bajas Emisiones, pactando y acordando términos con un proceso en el que Vox votó a favor hasta en cinco ocasiones, y nos ha sorprendido que den un volantazo a última hora».
El movimiento fue inesperado por varios motivos. Hasta ahora los voxistas habían marcado un perfil propio en cuestiones ideológicas, sin impacto en la gestión, pero con el veto a la ZBE torpedean la actividad municipal y ponen en riesgo la salud financiera del ayuntamiento, pues la no implantación del perímetro obligado por decreto podría costar 135 millones en sanciones y pérdidas de ayudas. Caballero descartó la crisis de gobierno en plena negociación de las cuentas de 2026, cuya aprobación debería sellarse en el pleno del 18 de noviembre.
«Con nuestros compañeros de Vox tenemos muchas cosas en común», dijo sin concretar a qué se refería. Desde luego no hablaba del gusto por el escándalo. Frente a un grupo municipal de talante moderado, más bien técnico, los cuatro concejales del partido de Abascal —sus compañeros de viaje desde octubre de 2023— acumulan titulares a base de choque y política espectáculo.
Uno de los principales desencuentros se gestó después de que Juan Manuel Badenas, entonces portavoz de Vox, eliminara de los estatutos de Valencia Activa el fomento de empleo dirigido a mujeres. Ocurrió el 6 de marzo de 2024. Dos días más tarde los cuatro voxistas le tumbaron a Catalá la moción por el Día Internacional de las Mujeres y salieron a celebrarlo con un artista callejero disfrazado de torero. «Así celebramos nuestro compromiso con España y la Constitución para que una moción progre, sectaria y discriminatoria como la del 8M no haya sido aprobada por vez primera en el Ayuntamiento de Valencia», decía Badenas en un vídeo viral.
Ese mismo día Catalá puso una línea roja a los pies de su socio y dijo: «Ni un paso atrás». Sacó las políticas de fomento del empleo femenino de la Concejalía de Empleo para impulsarlas a través de Igualdad, en manos de Rocío Gil, del PP. Enfrente, Badenas denunció invasión de competencias, tensó el pacto con declaraciones semanales —entonces contaba con un asesor que le prescribía el enfrentamiento con Catalá— y evidenció la crisis arrastrando a sus concejales fuera del pleno de marzo, justo cuando iba a aprobarse una importante modificación crediticia con ayudas a las víctimas de la dana.
No fue suficiente. Los concejales de Vox fabricaron más polémicas: entre las más sonadas están el discurso contra el «alarmismo climático» de Gosalbez, el coloquio antiabortista con adolescentes o el intento de retirar un paseo dedicado a Guillem Agulló. Badenas además argumentó que "ser nazi no es un delito" y antes de ser teniente de alcalde había dicho que "los animales son cosas". También planteó estanques antiasentamientos en los jardines del Turia y se opuso a los Gay Games tachándolos de «producto del marxismo cultural».
Pero la mano de los voxistas se hace notar más allá del relato. Los 51 centros municipales de mayores se plantaron contra el antiguo concejal del ramo, José Gosálbez, por los recortes en cursos y la escasa empatía con sus usuarios. Catalá aprovechó la última remodelación para retirarle la competencia. Los centros de Juventud también denunciaron que la concejala Mónica Gil había emprendido un recorte encubierto de plantilla y actividades. Contra la misma concejala se han venido alzando las voces de la cultura por no incluir a grupos valencianos en sus programaciones festivas. Sí sonó en cambio el Himno de la Legión durante la inauguración de la Gran Fira de València.
Y hace tres meses los cinco sindicatos con representación en la Junta de Personal del Ayuntamiento de València (UGT, SPPLB, CC OO, CSIF y STAS) emitieron un comunicado exigiendo disculpas al concejal Juan Manuel Badenas por sus declaraciones contra los funcionarios que forman parte del servicio de Patrimonio, de la concejalía que él mismo dirige.
Con todo, el gran escándalo de la ultraderecha en València —la mayor amenaza de ruptura hasta ahora— ni siquiera sale de su laboratorio. Los ediles Badenas y Herrero están siendo investigados por presuntas contrataciones irregulares y posible delito de odio, respectivamente. Entre ambos adjudicaron 315.000 euros en contratos a sociedades ligadas a un mismo empresario. Badenas además ha sido vinculado a una presunta trama de espionaje a la oposición. Herrero conserva tuits (en su cuenta candado) como “fuera África de la Europa civilizada” o “basta de patrocinar al moro. Los recursos nacionales para los españoles”. El PP aguarda los siguientes pasos.
Una espera enturbiada por la vuelta de viejos fantasmas al Ayuntamiento de València. El 30 de abril de 2025, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registró la sede de València Activa y el despacho del Interventor para buscar documentación relacionada con las citadas adjudicaciones. Fue después de que Vox expulsara a Badenas por el presunto amaño de un contrato entregado a Imedes, empresa del marido de la Delegada del Gobierno. Cecilia Herrero siguió a su pareja sentimental y también salió del partido, en su caso de manera voluntaria. Ambos aguantaron en la Corporación como No Adscritos y José Gosálbez, aupado a portavoz del grupo, dijo aquello de “no gobernamos con tránsfugas”. Desde entonces el grupo está fragmentado en dos mitades.
Badenas y Herrero volvieron al redil de su partido pero han seguido funcionando como unidad independiente. Su responsabilidad es mínima. Él está al frente de la Delegación de Patrimonio; ella coordina la Delegación de Responsabilidad Patrimonial. Ambos perciben el mismo salario (82.976 euros) que los titulares de macroáreas como Jesús Carbonell (delegado de Policía Local y Movilidad) o Carlos Mundina (responsable de Residuos, Ciclo Integral del Agua y Mejora Climática).
Por su parte, Gosálbez y Mónica Gil se mantienen disciplinados y alineados con la dirección nacional, que dicta las decisiones relevantes, como dejar caer la Zona de Bajas Emisiones. La relación del PP con Gosálbez siempre ha sido más sencilla porque sus desplantes, muy dosificados, nunca son un pulso a Catalá. Distinto será si finalmente accede Vicente Barrera a la carrera por la alcaldía, tal como se viene barajando en los últimos meses.
VOX desmiente al PP sobre la Zona de Bajas Emisiones
El portavoz del gobierno municipal y edil del PP, Juan Carlos Caballero, afirmó el viernes que su grupo descubrió la misma mañana del pleno el sentido del voto de Vox en el punto sobre la Ordenanza de Bajas Emisiones. Sin embargo, los voxistas han desmentido a Caballero al explicar que en realidad informaron a la alcaldesa en la mañana del jueves 23 de octubre.
"Desde Vox consideramos importante aclarar, con el ánimo de aportar precisión y no generar equívocos, que el PP tuvo constancia de la negativa a la aprobación de Vox cinco días antes del pleno, que se celebró el martes 28 de octubre. Las declaraciones hechas al respecto, en las que se afirma que Vox comunicó al PP poco tiempo antes de la hora de la votación su voto en contra, no se ajustan a la realidad", han señalado fuentes de una de las partes del bipartito conservador.
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