La presencia de garrapatas en España sigue creciendo este verano y aumentan las visitas a los centros sanitarios por parte de los afectados. La gravedad de algunas de las enfermedades que transmite aconseja adoptar precauciones para evitar entrar en contacto con este artrópodo.

El número de garrapatas en España “se ha disparado en los últimos años y no para de crecer”, una tendencia peligrosa para la población que requiere “extremar precauciones” para evitar los posibles efectos letales de su picadura, ha advertido este miércoles la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA).

Los expertos en control de plagas advierten, en un comunicado, del aumento de casos de picadura de garrapatas que se ha vivido recientemente en las consultas médicas y veterinarias de España, principalmente como consecuencia del incremento de las temperaturas propiciado por el cambio climático, que alarga el periodo de actividad de estos parásitos.

Ante ello, reclaman a las Administraciones Públicas que lleven a cabo “los tratamientos de control y prevención oportunos”.

La picadura de estos artrópodos, que habitan generalmente en las hierbas altas del campo, en presencia de abundante vegetación y animales, puede resultar fatal para el ser humano, puesto que puede transmitir graves enfermedades como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la enfermedad de Lyme o la encefalitis vírica.

La directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta, recuerda en la nota que la fiebre hemorrágica Crimea-Congo “es endémica de África” y no se había trasladado a España hasta 2013, cuando se dio el primer caso; desde entonces, “se han contabilizado nueve personas afectadas”, de las cuales tres fallecieron “a consecuencia de la picadura de una garrapata”.

Entre los síntomas más comunes de esta enfermedad destacan la aparición súbita de fiebre, dolor muscular, mareos, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz), que puede venir acompañada los primeros días de náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta, seguidos de bruscos cambios de humor, confusión, somnolencia, depresión y debilidad, detalla el comunicado.

Otros signos clínicos posibles son la taquicardia, adenopatías y diversos fenómenos hemorrágicos, añade.

Tampoco los perros escapan a su picadura, puesto que la asociación informa de que pueden contraer enfermedades como la babesiosis y la erliquiosis.

Para evitar a estos parásitos, desde ANECPLA recomiendan mantenerse alerta no solo durante los paseos o rutas de senderismo por el campo, sino también al desplazarse a otros entornos como parques, jardines, piscinas o playas, donde también pueden encontrarse las garrapatas.

Utilizar “ropa protectora adecuada, que deje visible la menor superficie de piel posible”, así como inspeccionar la ropa, la piel -principalmente las axilas, el cuello, la cintura y la cabeza-, y el pelo al volver a casa son otras medidas dirigidas a detectar cualquier garrapata que se haya adherido.

En caso de encontrar algún ejemplar, aconsejan retirarlo rápidamente, pero con la técnica adecuada, y si es posible, conservarlo para posibles análisis posteriores.

Las principales enfermedades que transmiten las garrapatas

Enfermedad de Lyme

También llamada borreliosis, es la más conocida de las enfermedades transmitidas por garrapatas. Suele encontrarse sobre todo en ungulados y roedores, y las garrapatas del género Ixodes son su vector de transmisión al hombre más característico. Es producida por bacterias del género Borrelia.

Sus síntomas son tan diversos que reconocer esta infección constituye a menudo un desafío que hace difícil conocer la cifra real de afectados.

Los primeros síntomas de la enfermedad de Lyme comienzan entre 3 y 30 días después de la picadura de una garrapata infectada. Los síntomas pueden incluir un sarpullido rojo llamado eritema migratorio: La mayoría de las personas con enfermedad de Lyme presentan esta lesión. Se hace más grande durante varios días y puede sentirse caliente al tacto. Por lo general, no es doloroso ni pica.

También puede presentarse fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, fatiga y dolores musculares, entre otros síntomas.

Encefalitis viral

También conocida como TBE por sus siglas en inglés (tick-borne encephalitis). La infección, de origen vírico, puede producir inflamación del cerebro, pérdida de memoria y deterioro cognitivo. Los casos están aumentando cada año en Europa central y Rusia.

Los niños menores de un año y los adultos de 55 años o más son más vulnerables a las complicaciones potencialmente mortales.

Los síntomas son fiebre alta, dolor de cabeza, vómitos, sensibilidad a la luz, confusión, tortícolis, rigidez en la espalda, cambios en la personalidad, convulsiones, amnesia y parálisis.

Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

Es una enfermedad de origen vírico emergente en países de Europa oriental y es una de las enfermedades trasmitidas por garrapatas con mayor extensión a nivel mundial. La infección es causada por un virus del género Nairovirus y se ha detectado en España desde el año 2010.

Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad del 10%-40%, dependiendo de los países.

Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz).

Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.

Turalemia

Se trata de una enfermedad de origen bacteriano (Francisella tularensis) de la que son reservorio lagomorfos y roedores. Es poco frecuente en humanos y el contagio se puede producir a través de picaduras de mosquitos y garrapatas.

Sus síntomas más frecuentes son la aparición brusca de fiebre alta, malestar general y lesiones en el lugar de inoculación y afectación de ganglios regionales.

La mayoría de las personas expuestas a la tularemia que desarrollan la enfermedad se suelen enfermar en un plazo de 3 a 5 días, pero puede suceder hasta los 21 días.

Distribución de la garrapata en España (2018): https://higieneambiental.com/control-de-plagas/mapas-actualizados-de-la-distribucion-de-garrapatas-en-espana

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