Descubierta en 1859 por el botánico austríaco Friedrich Welwitsch (de ahí su nombre) la Welwitschia mirabilis es endémica del desierto de Nambia y está considerada como un fósil viviente. Lo más significativo es su excepcional longevidad, ya que puede llegar a vivir más de 2.000 años. Solo tiene dos largas hojas, que no dejan de crecer durante toda la vida de la planta y llegan a alcanzar los 15 metros.

Para protegerse del sol en las calurosas zonas donde habita, la Welwitschia mirabilis emplea sus largas hojas, que de hecho son las más largas del reino vegetal. La superficie de estas estructuras cubre a la planta y le permite así vivir a temperaturas tan elevadas como 65° centígrados. Además, mantienen frío y húmedo el suelo donde crece.

Con los años, su grueso tronco se expande hasta formar un disco cóncavo de alrededor de un metro del que brotan sistemas ramificados que contienen polen y semillas. Estos brotes se elevan sobre las hojas. Por lo general, solo una semilla llega a desarrollarse dentro de cada cono y es esparcida por el viento.

Aunque puede vivir más de 2.000 años se cree que algunas de las plantas más grandes pudieran tener más de 3.000 años, cuyas hojas no habrían dejado de crecer desde el comienzo de la Edad del Hierro.

Se considera una de las especies vegetales más raras del mundo. Parece un pulpo y, según un estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications, los investigadores han descubierto algunos de sus secretos genéticos, que parecen estar relacionados con su peculiar entorno ambiental.

Hace aproximadamente 86 millones de años, después de un error en la división celular, todo el genoma de la Welwitschia se duplicó durante una época de mayor aridez y sequía prolongada en la región (cuando posiblemente se formó el propio desierto de Namib), según revela Tao Wan, botánico del Fairy Lake Botanical Garden en Shenzhen y principal autor del estudio.

Leitch, un coautor del estudio, agrega que los genes duplicados también se liberan de sus funciones originales, asumiendo otras de nuevas. Sin embargo, tener más material genético tiene un coste, dice Wan, «la actividad más básica para la vida es la replicación del ADN», dice, «así que si tienes un genoma grande, consumes más energía para mantener la vida», especialmente en un ambiente tan duro.

El estudio también encontró que Welwitschia tenía otros ajustes genéticos ocultos en sus hojas. La hoja crece desde los extremos, pero la punta de crecimiento original de la Welwitschia muere y, en cambio, las hojas salen desde un área vulnerable de la anatomía de la planta llamada meristema basal, que suministra células frescas a la planta en crecimiento, dice Wan.

¿Podemos cultivarla en nuestro jardín? Según cactus.com, para tener una Welwitschia mirabilis en condiciones hay que plantarla en una maceta grande y profunda con sustrato que drene muy bien. De hecho, es muy recomendable usar simplemente pómice solo o mezclado con arena de río lavada. Además, hay que regar poco: una vez cada 10-15 días en verano y de forma mensual el resto del año.

Sin embargo, de nada servirá tenerla en el mejor sustrato si el clima no acompaña. La temperatura máxima puede ser de 40º C sin problema, pero la mínima no debe de bajar de los 0º. En el caso de que lo haga, tendremos que protegerla en un invernadero con calefacción. No es, por tanto, una planta demasiado apta para cualquier clima.

Se calcula que existen casi nueve millones de especies de plantas en todo el planeta. Cada una presenta unas características y propiedades que las convierten en únicas. La gran mayoría de estas (aproximadamente 6,5 millones) son de tipo terrestre, pero más de 2 millones de especies son de origen acuático.

Una de las teorías más extendidas y aceptadas es la que afirma que las plantas terrestres evolucionaron a partir de algas verdes entre 500 y 600 millones de años atrás. Suponiendo que esto es correcto, las primeras llegaron al mundo en algún punto del período Ordovícico. Estas cubrían las rocas y superficies cercanas a ríos y otras zonas pequeñas formaciones de agua estacional. De forma progresiva, se adaptaron al terreno y empezaron a reproducirse mediante esporas.

La vegetación evolucionó hasta diversificarse y ha reinado durante siglos por todo el planeta. A pesar de que muchos ejemplares y especies de plantas se extinguieron, bien por el factor humano o por el transcurso del tiempo y su ecosistema variante aún habitan entre nosotros cientos de curiosos y extraños organismos vegetales.

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