La rehabilitación de Manuel Lorenzo y Andrés González sobre esta casa crea un diálogo de equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo que fluye de forma natural en todas las estancias, volcadas también a la luz y el paisaje.

La memoria de la tierra y de la vieja casona de labranza que fue se mantiene tanto en el exterior como en el interior de esta vieja vivienda de Arbo rehabilitada por los arquitectos Manuel Lorenzo y Andrés González, que han adaptado esta recia construcción a un programa de vida actual. Llena de luz y de amplitud, la reforma pone en valor elementos preexistentes como el lagar y los muros,mantiene la volumetría original y en el interior crea un espacio moderno dentro de un "contenedor" de piedra que muestra su verdadera naturaleza.

"La edificación destaca por su gran volumen fruto de diferentes ampliaciones, con la típica distribución de casa de labranza: cuadras y bodega (con un lagar) en la planta baja, y la vivienda en las superiores", explica Manuel Lorenzo. La arquitectura de piedra se muestra y se integra en un diálogo constante entre lo viejo y lo nuevo."La losa de hormigón de la primera planta y el zuncho perimetral no se esconden y tanto la estructura de cubierta de los dos volúmenes como el forjado de madera de la planta alta se muestran tal como son", dice el arquitecto vigués.

La vivienda es el resultado de la unión de dos volúmenes de diferentes alturas. El más horizontal integra la entrada principal y el salón con dos niveles, mientras que la edificación vertical aloja la cocina en la planta baja y los dormitorios en la primera y segunda planta. La escalera vertebra la comunicación e incluso sirve de lucernario sobre el lagar situado abajo, restaurado y visible gracias al suelo de vidrio laminado.

La técnica constructiva a base de muros de carga posibilita una disposición de espacios abierta."Los nuevos huecos y el tratamiento de los existentes favorecen el diálogo continuo entre interior y exterior permitiendo que el paisaje forme parte de la decoración", refiere el autor del proyecto.

Visibilidad

El acceso principal en la planta baja se realiza a través de un espacio a doble altura que muestra todo el volumen interior. En el salón, de gran amplitud -unificado por la cubierta- se integran la piedra, la madera y el acero corten de la chimenea, mientras que la cocina, por deseo del propietario, recupera su función tradicional de corazón de la vivienda, "de ahí sus dimensiones y composición", dice Manuel Lorenzo. En toda la casa es permanente el diálogo entre tradición y modernidad