Hace unos días se detuvo a una banda especializada en desvalijar pisos sin reventar cerraduras. Esta banda actuaba en viviendas con puertas que tenían instaladas cerraduras de gorja.

Las cerraduras de gorja eran el complemento perfecto para las puertas acorazadas o blindadas pues sumaban un extra de seguridad. Ahora, tras esta oleada de asaltos se ha descubierto que son fácilmente vulnerables y convierten una inversión en seguridad en un reclamo para los asaltantes.

El sistema que utilizan los asaltantes es sencillo: mediante una llave ´maestra´, compuesta por una sola paleta y un alambre, consiguen alinear los pestillos y abrir la puerta, incluso si se ha dado varias vueltas a la llave y aunque estén puestas.

¿Qué solución podemos dar a este problema?

Hemos consultado en Lamiplast y nos aseguran que la solución es tan sencilla como cambiar la cerradura por un sistema más convencional, que permite seguir disfrutando de la seguridad que aporta la puerta acorazada y con un pequeño coste.