El sueno de Christina y Stephen Nickel era tener una casita de vacaciones en Mallorca. Y lo consiguieron, solo que lo que acabaron teniendo en esta isla es una casa importada desde Alemania, una Passivhaus. Una casa ecológica que se adapta a la perfección además a las características de nuestro suelo, nuestras costumbres y también a algo importantísimo, nuestro clima.

La casa, situada en un entorno típicamente mallorquín, con paredes de piedra seca como muros, en pleno campo, con esa sensación de amplitud y suave ondulación.

La casa tiene un aire moderno y está rodeada por cómodos paseos de grava y plantas ornamentales que chocan en un ambiente tan rustico. Se accede a la casa por un gran patio interior con una entrada con estanque, con ranas haciéndose notar. El minimalismo, el diseño son ya una seña de identidad, una sensación que no nos abandonara en todo el recorrido, igual que la elegancia.

Presente en la casa en todo momento, incluso en su concepción, en forma de H y de una superficie aproximada de 400 metros, dividida en cuatro laterales paralelos, conectados entre si por un pasillo lleno de luz, gracias a unos grandes ventanales que van del suelo al techo. Y amplio. El suelo, como en toda la casa es de parquet de madera.

La temperatura interior es siempre agradable y sin embargo no se ven aires acondicionados. Aquí se ha optado por una ventilación controlada de viviendas que se consigue con un complejo sistema de bombas de aire que regula el intercambio de aire por toda la casa y proporciona una temperatura constante las 24 horas del día. Esta estructura es en realidad un edificio prefabricado enviado desde Alemania y montada en tan solo cuatro días en el lugar que tras años de búsqueda les conquisto. Lo definen como romántico. Fue una aventura su construcción, porque durante meses intentaron convencer a arquitectos y empresas constructoras de sus planes. Tener una casa pasiva, alemana, en Mallorca, y que fuera mallorquina cien por cien. Tardaron meses en contestarles, otros les proponían presupuestos exorbitantes así que empezaron a buscar a través de internet y encontraron lo que buscaban, en Alemania.

Resulto mucho más barato traer todos los elementos prefabricados de Alemania, incluyendo gastos de transporte, que construir algo tradicional. En octubre de 2009 llegaron dos camiones con contenedores y grúas. A los pocos días, cimientos aparte ya se habían montado las paredes con ventanas y toda la estructura del techo. Se habrán preguntado que es una casa pasiva. Es la que dispone de paredes con aislamiento especial y las ventanas y el techo recuperan el calor irradiado por los habitantes de la casa y los electrodomésticos. Además un sistema de ventilación reduce la cantidad de energía perdida y regula la temperatura de las habitaciones en verano solo hace falta 4 o 5 días al año. Se tardó más o menos un año en instalar este sistema inteligente y automático de intercambio de calor y en acabar el interior de la casa.