En los tiempos que corren, el silencio es un bien escaso. La vida, trufada de hilos musicales, tráfico, obras y griterío, se ha convertido en una experiencia estridente. Por ello, la tranquilidad es cada vez un lujo mayor. Con esta filosofía nace el sello Relais du Silence (Hoteles del Silencio): un exclusivo club de establecimientos para los cuales es tan importante el sosiego como el mejor diseño.

La idea de esta marca hotelera nace en Francia y abarca una serie de hoteles con encanto, ubicados en parajes naturales o en zonas urbanas tranquilas. Los Relais du Silence cuentan con más de doscientos establecimientos en Europa. En España hay una veintena de ellos. Algunos, como el Pamplona Catedral Hotel, están ubicados en un antiguo convento medieval. En Catalunya, destacan el Castell de l´Oliver, situado a los pies del parque natural del Montnegre. Más al norte, el hotel El Racó De Madremanya está instalado en una casa del siglo XVII, con vistas a un apacible jardín. En el País Vasco, el hotel Saiaz Getaria es una hermosa casona restaurada que domina el acantilado de esta célebre localidad. En Níjar (Almería), cada habitación del hotel Cortijo Los Malenos da a uno de sus tres patios, donde el murmullo de las fuentes es casi el único sonido que se escucha.

1. Parque

El Castell de l´Oliver está situado a pocos kilómetros de Barcelona, pero su ubicación, en una masía de once habitaciones de 1619, dentro de un parque natural, garantiza la tranquilidad.

2. Convento

El Pamplona Catedral Hotel, en el casco viejo de la capital navarra, es un antiguo convento de monjas que aún conserva la capilla, convertida en comedor, y un ambiente sosegado.

3. Vista azul

Instalada en una propiedad del siglo XV, el hotel Saiaz Getaria, en el País Vasco, dispone de diecisiete habitaciones, todas con vistas al mar.

4. Pueblo

El Racó de Madremanya es un pequeño hotel con encanto en este tranquilo pueblo del Empordà, que conjuga tradición y modernidad.

5. Cortijo

Ubicados en un antiguo cortijo, los edificios del hotel Los Malenos están construidos en el estilo tradicional. Un parque de siete hectáreas, con jardín frutal, permite pasear o acomodarse para leer, arrullado por el canto de cigarras y grillos.