Parecían condenadas a desaparecer de los hogares o quedar arrinconadas como aparatos meramente decorativos testigos de otra época. Sin embargo, la escalada de precios de la electricidad y del gas han hecho resurgir con fuerza el interés por las estufas de leña.

Quién podría imaginarse que en pleno siglo XXI la leña volvería a arder con más fuerza que nunca. En realidad es una carambola de factores que ha convertido este año a las estufas de leña, y también las de pellets, en la inesperada estrella del invierno. Con el precio del gas y la electricidad por las nubes, y la tonelada de leña por algo más de 290 euros, son muchos los que este invierno han decidido no encender ni la calefacción ni los aires acondicionados y recuperar las viejas estufas de leña.

Se trata del sistema de calefacción más antiguo, y curiosamente este año también el más económico. Una tonelada de leña puede ser suficiente para resistir los envites del invierno y también de las facturas del gas y de la electricidad. No obstante, conviene tomar ciertas precauciones antes de encender la estufa especialmente si hace años que no se usa. Los expertos coinciden en que es muy importante que las chimeneas y tiros para las estufas de los edificios estén correctamente limpios para garantizar la evacuación del humo y de los gases procedentes de la combustión.

El encarecimiento del gas y la electricidad ha dado alas la leña como combustible más barato para calentarse este invierno

Consejos para ahorrar con la estufa de leña este invierno

En primer lugar has de asumir que este tipo de sistemas de calefacción no es capaz de calentar toda la casa. Principalmente, caldeará la estancia en la que esté instalada y los cuartos situados más cerca.

Si tienes que comprar una nueva estufa intenta adquirir una que se adapte a las necesidades de tu casa. Busca dimensionar correctamente la estufa a tus necesidades.

Cuando adquieras leña acude a locales especializados y busca el tipo de leña que sea más resistente. Una estufa no es una barbacoa o una chimenea. No es tan importante la llama como el tiempo que tarda cada tronco en consumirse. La leña de olivo o de encina, por ejemplo, tiene mucho poder calórico. Son dos tipos de madera muy compacta que tarda mucho en arder y que es capaz de producir mucho calor.