En más de una ocasión hemos oído que el mejor sexo de la vida se descubre tras la menopausia. Y, según algunas teorías, el ser humano está programado para empezar a ser feliz a partir de los 46. Está claro que los 50 no son lo que eran y menos en las mujeres. Pero la piel no vive su mejor momento. Con la menopausia las funciones metabólicas de las células van más despacio. El agotamiento de los estrógenos provoca una disminución de sebo y de espesor en la piel, se reduce la capacidad de retención del agua y se pierde luminosidad. Por otro lado, el daño acumulado por la exposición al sol comienza a hacerse visible. En resumen, la piel se vuelve más seca, frágil, adelgaza la epidermis y se altera la pigmentación.