Armstrong estaba a punto de pisar la luna, los Beatles publicaban “Revolution” y los estudiantes franceses se manifestaban en las calles de París. Mientras tanto, tres jóvenes artistas, un pintor, una interiorista y un escenógrafo, emprendían un negocio innovador abriendo la que sería una de las primeras “concept stores” en la esquina del número 34 del boulevard Saint-Germain. Recopilarían y venderían singulares productos locales y de importación. En 1968, desde la imaginación del propio Desmond, el pintor, nace l’Eau, el primer perfume sin género, una fragancia en la que se ilustró por primera vez lo que después marcaría la imagen de los frascos de Diptyque.