Bajones, los justos”, confiesa a la manera de su padre, Paco Griso, un luchador nato que se enfadaba cuando alguien estaba deprimido, y bajo ese mandato Susanna Griso Raventós (Barcelona, 1969) le ha sacado brillo a la vida como si fuera oro. Hace años que el éxito está de su lado, no le hace falta apretar las mandíbulas ni levantar la voz. En el plató, apenas suda. Gestiona la adrenalina a cucharaditas, como si removiera el café, y entona preguntas molestas sin levantar la ceja.