Cuando termina esta sesión de fotos, no hay tiempo para entrevista. Inès de la Fressange solo pasó un día en Madrid; llegó para celebrar con una cena la apertura de un corner de Roger Vivier en la capital (firma de la que es embajadora y consultora creativa desde hace casi veinte años) y se marchó la mañana siguiente. No había tiempo, pero ella, ajena a su propia agenda, se sentó con esta periodista en la terraza del hotel Santo Mauro. 'Cuéntame', dijo. 'Intentaré ser breve; supongo que estás cansada con este día tan ajetreado', respondí. '¡No! ¡Qué va! He tenido un buen vuelo, he comido bien, hace un día estupendo y solo he posado para unas fotos. ¡No estoy cansada para nada!'.