Qué relación hay entre la inspiración que lleva a un perfumista a crear una fragancia y la persona que lo compra y decide que ese será el olor de su piel? Es decir, a menudo las creaciones olfativas se asocian a una determinada actitud, a una personalidad, a una estética, pero después, en la calle, ¿realmente la consumidora se identifica con ese personaje en el que se ha inspirado el creador? En el mundo 2.0 es muy posible que estas cosas sí sucedan.