Él lo achaca a la fascinación inherente al personaje, pero la primera aparición de Asier Etxeandía como maestro de ceremonias en el musical Cabaret -que le dio el empujón- es difícil de olvidar. Desde aquello le acompaña un público fiel que lo siguió embobado en su espectáculo unipersonal El intérprete, en el que repasaba infancia y adolescencia con sus canciones de cabecera, y que, ahora, cuando lo ve con Almodóvar, no puede menos que frotarse las manos.