La forma de comunicarnos ha ido mutando a través de los tiempos. Las palabras circulan ahora por canales diversos, a través de soportes tecnológicos y a una velocidad que acorta el límite entre emisor y receptor. Los vocablos y también los gestos cambian de sentido, se ensanchan o comprimen, se transmutan y, en algunos casos, se pierden en el olvido.