La ex tenista española Arantxa Sánchez Vicario, quien hoy ha presentado sus memorias en Barcelona, ha reconocido que la relación con su familia es "inexistente" y que sus padres le han "anulado" en muchos aspectos de su vida.

Acompañada de su marido, el empresario Josep Santacana, Arantxa ha acudido este mediodía a La Casa del Libro para presentar su polémica autobiografía, que lleva por título "¡Vamos!" y en la que no solo repasa su carrera tenística sino que también desvela muchos detalles íntimos de su vida.

"No os podéis imaginar lo doloroso que ha sido publicar mis memorias, pero tenía esa necesidad vital y no podía seguir simulando una relación inexistente con mis padres y hermanos", se ha confesado.

La menor de los Sánchez Vicario no ha admitido preguntas y se ha limitado a leer un comunicado en el que ha justificado la decisión de demandar a sus padres, a quienes ha acusado de haber dilapidado su fortuna.

"¿Puede alguna persona creerse que yo no quería que todos estos problemas se quedaran en la familia? Lo he intentado con todas mis fuerzas", ha manifestado Arantxa, quien no ha querido dar más detalles de la demanda que hay en curso, "porque eso está en manos de los abogados".

La presentación del libro de la ex número uno del tenis mundial ha estado envuelta de una enorme expectación mediática. Aproximadamente un centenar de personas, entre periodistas, operadores de televisión y fotógrafos -muchos de ellos de la denominada 'prensa rosa'- han asistido al acto, lo que ha sorprendido a la propia Arantxa.

"Desde la última vez que estuve en las pistas no había visto tanto periodista junto en un sala", ha destacado la menor de los Sánchez Vicario, quien se ha ido emocionando a medida que iba avanzando en la lectura del comunicado hasta que finalmente ha roto a llorar.

La actual capitán del equipo español de Copa Federación ha reconocido que sus progenitores fueron quienes la guiaron a lo largo de su carrera, pero también los culpables de su infelicidad fuera de las pistas: "No soy una desagradecida, pero mis padres han ejercido un control y una protección que me han anulado en muchos momentos cruciales de mi vida". "Desde el primer momento en que se vislumbró la posibilidad de que llegara a ser jugadora profesional, mis padres estuvieron obsesionados con controlarlo todo (...) Opinaban absolutamente de todo, hasta de las cuestiones más nimias".

"¿Puede alguno de mis hermanos o mis propios padres decidir con quién tengo que compartir mi vida? ¿Por qué se tienen que buscar siempre culpables a mis decisiones", se ha preguntado.

En este sentido, Arantxa ha negado que su matrimonio con Santacana le haya cambiado -"sigo siendo la misma, solo que ahora decido lo que quiero decir y no quiero esconderme", ha asegurado- aunque ha admitido que ahora tiene "una nueva vida", en la que su marido y sus dos hijos son su verdadera familia. "En cuanto conocí al que hoy es mi marido y padre de mis hijos Arantxa y Leo, toda la familia puso de nuevo en marcha los mecanismos que habían conseguido romper mis relaciones anteriores (...) Según, ellos, ninguna de las personas que se han acercado a mí era lo suficientemente buena para que yo pudiera mantener una relación de afecto o simplemente amistad", señala.

"No puedo evitar pensar cuánto me he equivocado al no haber sido más autosuficiente en todo lo que concierne a mi carrera", escribe la menor de los Sánchez Vicario, quien se define como "la víctima y la engañada" y no como la mala hija que otros quieren hacer ver.

La extenista asegura que "El mazazo que he recibido en los últimos meses me ha servido para despertar y vivir la peor pesadilla posible. Aún no soy capaz de entender qué me está sucediendo: que todo por lo que he luchado, que todo lo que he conseguido, se ha esfumado sin más. Me lo dicen y no me lo puedo creer. ¿Cómo es posible que todo lo conseguido en tantos años haya desaparecido, no exista? Estoy convencida de que no puede ser cierto", afirma en el libro.

La mejor tenista española de todos los tiempos asegura que romper la relación con toda su familia le ha supuesto "un gran sufrimiento", pero que a lo ha hecho "por salud mental" y para poder "rehacer" su vida.

"No siento resentimiento ni soy capaz de odiar a nadie, pero tampoco puedo ser una hipócrita y seguir fingiendo que no pasa nada: lo que ha sucedido es muy gordo, muy grave y afecta a toda mi familia, a mis planes de futuro, a la posibilidad de poder hacer una vida normal", concluye Arantxa Sánchez Vicario, que ha emprendido acciones legales contra sus progenitores para recuperar lo que considera que le pertenece.