Entrevista

"Jamás pensé que mis canciones saldrían un día de mi habitación"

Paula Rojo, tras su paso por el concurso 'La Voz', disfruta ahora del éxito de su primer disco 'Érase un sueño'

La cantante Paula Rojo.

La cantante Paula Rojo. / EFE

Antonio M. Sánchez

"Siempre fui una cría muy tímida, muy insegura. Me sentía incomprendida, no encajaba donde estaba: ni con los amigos ni en el cole, y en el instituto mucho menos. Hubo un momento en que casi ni tenía amigos". Paula Rojo acaba de cumplir 23 años y su vida ya no tiene absolutamente nada que ver con aquellos tiempos de inseguridades vividos en el Mieres, donde se crió. Hoy viaja de punta a punta de España promocionando y firmando para cientos de fans ejemplares de su primer disco, ´Erase un sueño´ (Universal).

Visto con la perspectiva del tiempo, ¿por qué cree que era tan tímida e insegura?

Creo que fue mala suerte. Quizá los compañeros del cole adecuados, y como yo siempre fui muy fiel a mis principios, digamos que no me dejaba llevar por los "guays". Yo seguía siendo la empollona de clase, y a mucha honra.

Tendría algún refugio...

Me gusta pasar mucho tiempo con mis padres y, en general, con mi familia. Mis padres son mis mejores amigos.

¿Esos compañeros iban por malos caminos?

Digamos que no tenían las mismas inquietudes que yo.

¿Cuáles?

Quería ser alguien, estudiar, formarme, vivir cosas acordes con mi edad. No quería pasarme la vida en discotecas con 13 años. Quería ser una preadolescente, ir a la universidad de otro país a aprender otro idioma a una residencia de estudiantes, como veía en las películas.

¿Cómo lucha contra la timidez?

Hablo mucho, así la disimulo. De todos modos, al ir a la universidad empecé de cero, sin prejuicios, y digamos que fui yo por primera vez al ciento por ciento. La universidad me aportó no sólo una formación académica [traducción e interpretación], sino el redescubrirme a mí misma y poder presentarme a los demás tal cual: «Hola, soy Paula. Hablo por los codos. Me gusta la música y canto a todas horas, en la ducha y fuera de la ducha». Necesitaba ese cambio en mi vida, cerrar aquella etapa y abrir otra nueva.

¿Llegó a perder la confianza en la gente?

En general, suelo ser muy confiada. Reconozco que a veces puedo ser algo ingenua, pero es porque creo que la confianza me aporta algo. No lo considero un defecto.

Dice que su primer disco, Érase un sueño, es un diario musical. ¿Cuándo empezó a escribir ese diario?

En la universidad empiezo a rescatar historias de mi pasado y a convertirlas en canciones. A veces no tengo que ir muy atrás, son cosas que me pasan en el momento. Pero todo empezó en la universidad, cuando me rompí un tobillo y estuve mes y medio en el sofá, sin moverme. Ahí fue también cuando retomé la guitarra, que había tocado en el colegio, en las actividades extraescolares. Y retomé esa faceta de música que siempre había tenido. Fue un poco a poco: tenía una letra escrita, cogí la guitarra, saqué cuatro acordes..., y así, como de casualidad, compuse mi primera canción.

¿Para quién eran esas canciones?

Para mí, para mis amigos y para mi familia. Jamás pensé que un día saldrían de las cuatro paredes de mi habitación.

¿Por qué los pasajes de ese diario para componer el disco?

Yo quería que este disco fuera una presentación de quién soy, como persona y como artista. Hice un recopilatorio de historias vividas, así que cada canción representa una etapa y esconde el sueño de volver a vivirla: la nostalgia de volver a ser una niña.

¿Nostalgia con veintitrés años?

Es bueno recordar con cariño el pasado, porque, a pesar de lo que he contado antes, siempre me he considerado una niña muy feliz.

¿Pero la nostalgia no esconde un poco de miedo al futuro?

No, no le tengo miedo al futuro, porque me gusta mucho vivir el presente. Soy consciente de que lo que me pasa ahora no es nada habitual, de que soy muy afortunada por lo que he conseguido en tan poco tiempo: ser una artista nueva, con el respaldo de una compañía tan importante... Es un regalo, y voy a celebrarlo durante el resto de mi vida, dure lo que dure, porque sé que hay mucha gente con talento que lucha por esto mismo y no lo consigue nunca.

Se dio un batacazo en la tele, en Tú sí que vales. ¿Cómo reaccionó?

El disgusto fue gordo, pero me duró muy poco, porque al día siguiente de grabar ese programa me llamaron de La voz.

¿Qué le dijeron?

Pues eso, que no valía para esto (ríe).

¿Qué les diría usted a ellos ahora?

Nada. Fue una experiencia muy buena, aprendí mucho de ella.

¿Cómo reunió valor para acudir a otro concurso después del primer chasco?

Fue muy sencillo: cuando grabé el Tú sí que vales, ya estaba apuntada al casting de La voz. Si no hubiera sido por eso, muy probablemente, por desgracia, no habría ido.

¿Destino o suerte?

Un poco de todo, pero yo creo mucho en el destino, la vida me ha demostrado que existe. Imagínate: de escoger el futuro correcto de una chica, como es estudiar una carrera que te gusta, conseguir un trabajo, independizarte... Y de repente ves que tu destino no es ese. Ojo, que si esto no me sale bien, siempre tengo mi carrera, y los idiomas me gustan mucho, de manera que no me sentiría frustrada en absoluto.

En ´La Voz´ formó parte del grupo de su paisano Melendi. ¿Sigue teniendo contacto con él?

No lo volví a ver, pero espero que ahora, dedicándome a esto, coincidamos alguna vez. Siempre me había hecho mucha ilusión conocerle, porque siempre fui fan suya. Si vuelvo a verlo, creo que tendré la misma sensación que la primera vez.

¿Sigue mucho la moda?

Bueno, me gusta comprar, pero poco. Voy a mi tienda favorita y compro lo que necesito... y quizá algo más. Pero ya no voy a otra, porque seguiría gastando. Lo hago cada cierto tiempo, no soy demasiado coqueta.

Le gusta de ir de pubs con las amigas, ¿qué otras aficiones tiene?

Eso no es una afición, es una necesidad que tiene todo ser humano. También me gusta mucho leer, y no te lo vas a creer, pero soy muy fan de las novelas románticas de la Escocia medieval. De hecho, estoy escribiendo una especie de novela desde hace catorce mil años.

¿Comer?

Soy mala comedora. Me encanta la pasta y la fabada. La mejor fabada del mundo es la de mi madre. En cambio, no me gusta especialmente la sidra, sólo en verano, cuando hace calor y está "fresquina".

¿Cómo fue escogiendo las canciones para 'Érase un sueño'?

No hubo que escoger mucho. Tenía dieciocho canciones, y algunas en inglés. Esas las descartamos porque quería que el primer disco fuera todo en español. Es curioso, quizá me siendo más cómoda cantando en inglés, porque siempre escuché mucho country, rock, punk... Pero, más que cantar en inglés, me gusta cantar historias y que la gente me entienda, llegar a la mayoría. En este disco quería presentarme tal cual soy, y que al escucharlo la gente piense que me conoce de toda la vida.

¿Cómo le llega la música?

No, me vienen como me vienen. A veces, me digo: esta tarde voy a ver qué me sale. Me pongo con la guitarra, pienso qué me pasó, tiro de diario... La última vez que hice eso me salió Un recuerdo en el olvido, una historia que me sucedió hace cuatro años, sobre el típico amor de verano por un chico que nunca llegó a saber lo que sentí por él. Algo así como decirle: que sepas que me hiciste sufrir. Cogí la guitarra y empecé a contar la historia.

¿Sufrió mucho por amor?

No, no mucho, como todo el mundo, pero nada que me haya marcado mucho. De hecho, la única secuela que me quedó de ese tipo fue esta canción.

¿Y ahora cómo está?

Muy bien, tengo novio desde hace cuatro años.

¿Cuáles son sus raíces musicales?

El pop nacional de los ochenta y noventa, y el country americano. Siempre fui fan de El Canto del Loco, pero la música que más me gusta es de cantautor, gente como Cecilia, Nino Bravo? Y un grupo que me gusta mucho, mucho, mucho es Los Secretos, porque es el poco country que entró en España. De hecho, Ramón Arroyo colaboró en el disco produciendo tres de las canciones. También me gusta mucho Ella Baila Sola.

Un deseo para el mundo.

Salud y trabajo.

¿Amor no?

¡Hombre, todos tenemos a alguien que nos quiere! El amor es necesario, pero la salud es imprescindible y ahora mismo se necesita mucho el trabajo.

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