Vómitos en gatos: cuáles son las señales de alarma

Ojo porque en ocasiones puede deberse a una patología grave que requiere de una actuación urgente

I. Roma

Como los humanos, el vómito en los gatos no suele ser síntoma de ninguna patología grave a no ser que sea algo repetitivo y constante. Y, aún así, tampoco esta circunstancia tiene por qué llevarnos a pensar que a nuestro minino le ocurre algo serio, aunque en este caso sí sería mejor visitar a un veterinario para descartar cualquier enfermedad.

Y es que el vómito en los gatos no es algo inusual pero siempre es mejor saber a qué nos enfrentamos para saber si debemos actuar rápido o no.

Los gatos vomitan habitualmente por diferentes causas, como la ingesta de bolas de pelo al asearse o por exceso de comida, aunque también puede ser un indicador de algo más grave como la diabetes o determinados problemas digestivos. A continuación, te explicamos los tipos de vómito que puedes encontrarte y qué deberías hacer en cada caso.

¿Por qué vomitan los gatos?

Ya hemos dicho que el vómito en los gatos no es algo extraño, aunque lo primero sería saber si el felino ha vomitado o simplemente ha regurgitado, porque no es lo mismo. La regurgitación es la acción de expulsar la comida sin digerir, mientras que el vómito es lo mismo pero ya con la comida digerida. Una diferencia entre ambos es que la regurgitación no va acompañada de náuseas ni contracciones del estómago, mientras que el vómito sí.

Establecida la diferencia, te contamos por qué y como vomitan los gatos en los casos más frecuentes.

  • vomita de color amarillo: el color se debe a la presencia de bilis; suelen producirse cuando el estómago está muy vacío o con poco alimento, aunque también puede indicar una intoxicación o incluso la presencia de un cuerpo extraño, así como pancreatitis o problemas hepáticos. En estos casos, es fundamental un buen diagnóstico.
  • vómito con espuma blanca: puede señalar que el gato sufre pancreatitis, diabetes, insuficiencia hepática o renal. No obstante, también se puede deber a una gastritis o incluso a la presencia de un cuerpo extraño. También, a veces, obedece a una reacción desmesurada del gato, por ejemplo al darle antibiótico, cuando saliva en exceso para expulsar de su cuerpo algo que no le gusta lo más mínimo.
  • vomita de color marrón: podría sugerir que hay algo de sangre aunque para confirmarlo sería necesario acudir al veterinario. También revela la posible presencia de parásitos internos e incluso de neoplasias o varices gástricas o intestinales.
  • vómito transparente: suele deberse a la excesiva salivación del gato cuando rechaza algún tipo de alimento o medicamento.
  • vómito con gusanos o larvas: el animal está infectado con parásitos internos y es necesario que el veterinario los trate.
  • vomita sangre: puede estar digerida o ser fresca; en principio, en el primer caso tendrá la apariencia de posos de café u otorgará al vómito un color marrón oscuro opaco, mientras que en el segundo serán perfectamente apreciables los hilos de sangre. Este tipo de vómito puede deberse a un sangrado interno o a la ingesta de algún cuerpo extraño, así como a un traumatismo o una caída; cuando va acompañado de convulsiones, suele ser síntoma de una intoxicación o envenenamiento. En todos los casos, este tipo vómito requiere de una revisión médica urgente.

Los gatos también pueden vomitar por otros motivos, como la ingestión de bolas de pelo al acicalarse. En este caso, el vómito tiene el aspecto de un tapón cilíndrico de pelos que va acompañado de jugos gástricos al ser expulsado.

Los trastornos en la absorción intestinal del alimento es otra de las causas comunes del vómito en los felinos, que también vomitan por motivos tan habituales como el estrés y la ansiedad o por una alimentación inadecuada, ya que los piensos baratos y los snacks o premios de baja calidad suelen contener proteínas de difícil absorción para estos animales.

No obstante, como en todo, es necesario que prestes atención al estado general de tu gato: si apenas vomita pero está apático, ha perdido peso y no tiene ganas de moverse, deberías visitar lo más rápidamente posible al veterinario. Y si es al revés, a lo mejor es necesario que hagas cambios en su alimentación o en alguno de sus hábitos para corregir este problema. En cualquier caso, siempre será mejor que lo consultes con tu veterinario porque será quien mejor pueda aconsejarte tras realizarle una minuciosa inspección al gato.