¿Las uvas son malas para los perros? Ojo porque pueden matarlos

Si has pensado compartir una de las tradiciones de Nochevieja con tu mascota, mejor no lo hagas: le puede costar la vida

Cuando pensamos en Nochevieja, inmediatamente nos viene a la mente la escena de las campanadas de fin de año y, por supuesto, las uvas de la suerte. Y, si para nosotros es una tradición, ¿por qué no para nuestros animales de compañía? Y es que es normal querer compartir con ellos uno de los momentos más mágicos del año, aunque ojo porque, en ocasiones, eso les puede acarrear serios problemas e incluso costarles la vida.

Lo que para nosotros son comportamientos inocentes, para nuestras mascotas pueden ser auténticos problemas de salud. Eso ocurre, por ejemplo, con los perros y las uvas de la suerte. Cualquiera podría estar de acuerdo en que no pasa nada por dar unas cuantas uvas a nuestro perro para que también entre en el nuevo año con buen pie, pero nada más lejos de la realidad.

¿Són tóxicas las uvas para los perros?

Las uvas están prohibidas para los canes debido a que pueden generarles graves problemas de salud que, en ocasiones, pueden llegar a ser incluso irreversibles y hasta provocarles la muerte. Las uvas y, por supuesto, también las pasas, que no son otra cosa que uvas secas.

¿Por qué las uvas son tóxicas para los perros? Esta fruta contiene una sustancia extraordinariamente dañina para los perros, tanto que cuando un can come del fruto de la vid, dicha sustancia le ocasiona un fallo renal.

Al principio, la dolencia comienza como una alteración metabólica que produce un gran malestar gastrointestinal al perro; luego, evoluciona a una insuficiencia en los riñones.

¿Las uvas son tóxicas para los perros? Sí, son malas. Y mucho, así que cuidado.

¿Las uvas son tóxicas para los perros? Sí, son malas. Y mucho, así que cuidado.

En un primer momento, es muy probable que el animal vomite dentro de las dos primeras horas después de haber consumido las uvas; entre 5 y 6 horas más tarde de la ingesta, el perro puede entrar en un estado de letargo en el que muestre mucha sed y sufra diarrea.

Pasadas 24 horas o incluso unos días después, los síntomas empeoran y el can sufre intensos dolores abdominales, pérdida de apetito, vómitos, temblores y ausencia de orina, entre otras cosas. Es cuando el fallo renal ya está en marcha.

En esos momentos, lo mejor es llevarlo inmediatamente a un veterinario para que lo atiendan debidamente y le den el tratamiento necesario. Si aún no estás en esa situación porque tu perro acaba de comerse las uvas, entonces has de intentar que las vomite enseguida y, si no lo consigues, pedir ayuda sanitaria.