El tanga apareció a finales de la década de los 90 como un símbolo de modernidad y sensualidad. Las mujeres dejaban atrás las antimorbosas fajas de color carne y las clásicas bragas anchas de algodón al más puro estilo Bridget Jones, para caer rendidas a la nueva prenda íntima que permitía lucir los pantalones más ajustados de la época sin antiestéticas marcas y haciendo sentir a la mujer sexy desde dentro.

Pero algo está cambiando en el armario de la mujer de ahora, que prefiere dar prioridad a la comodidad y a la salud que a la a estética. No hay más que darse un paseo por la calle para ver como cientos de mujeres han decidido bajarse de los incomodos tacones para subirse a unas deportivas que usan en cualquier ocasión y hora del día, sin perder un ápice de estilo, o la moda por la vida sana, abanderada por las ´it girls´ del momento que llenan sus redes sociales con fotografías en mallas, con batidos verdes o dulces caseros bajos en grasas.

Este nuevo estilo de vida es por supuesto tendencia y las firmas los saben. Los diseñadores lo han reflejado en sus nuevas colecciones para la primavera/verano de 2016, donde priman las prendas estilo sport, también en el mundo de la lencería.

Firmas como Oysho, Woman´s Secret, Intimissimi o la misma Victoria´s Secret confirman el descenso de las ventas de los tangas en los últimos años y proponen como sustitutas bragas brasileñas o cullottes, igual o más sexys que los tangas gracias a sus diseños.

Decir adiós al tanga es una buena decisión y no sólo por seguir la moda, si no por ganar en salud. Usar tanga tiene, según los médicos, los siguientes riesgos:

- El roce del tanga con el ano y la vagina, altera el PH de la zona lo que multiplica el riesgo de sufrir candidiasis vaginal o lo que es lo mismo, los temidos hongos y de las infecciones de orina.

-El tanga puede irritar el recto, inflamar la zona y producir hemorroides.

- El contacto directo con el clítoris puede llegar a irritarlo.