La empresa de calzado ilicitana Slowwalk ha apostado por una colección totalmente eco-sostenible, comprometida con el medio ambiente y vegana, en la que sus zapatos están hechos de botellas de plástico procedentes del Mediterráneo, corchos de bosques sostenibles, piel ecológica, maíz y residuos de la industria de la moda.

Estos zapatos, que a su vez se pueden volver a reciclar, suponen un paso más en un sector en constante evolución y que va más allá de ir a la moda o seguir las tendencias, consciente de que muchos consumidores están preocupados por el respeto al medio ambiente, la protección de los animales o los materiales utilizados en el proceso de fabricación.

Este es el concepto por el que la firma ilicitana Slowwalk comenzó a apostar hace unos años. Primero sacaron una colección 'eco-friendly' y vegana respetuosa con el medio ambiente y con certificado de protección animal, y más adelante, otra confeccionada a partir de la parte no comestible del maíz o las clásicas alpargatas hechas con materiales sostenibles.

Todos los productos están elaborados a partir de un proceso de fabricación manual, que permite la reducción del consumo energético y con ello la disminución de emisiones de CO2.

"Queremos mantener nuestra filosofía con una colección muy amplia en la que todos los componentes procedan de materiales reciclados y con bajo impacto en el medio ambiente", asegura en declaraciones a la Agencia Efe el gerente de Slowwalk, Juan Caparrós.

También destacan los modelos de corcho de bosques sostenibles. Se trata de un material natural, ecológico, reciclable y biodegradable."Cada dos años se extrae la corteza al alcornoque sin daño alguno y sin necesidad de talar el árbol", explica Caparrós sobre uno de los modelos más vendidos y cuyo aspecto no deja lugar a dudas.

También han escogido los zapatos confeccionados con el cuero más respetuoso para el medio ambiente: la piel ecológica, tratada sin cromo y a través de extractos vegetales, a diferencia de la curtición a través de procesos químicos que resultan perjudiciales para el medio ambiente.

Del mismo modo, han apostado por zapatos fabricados con papel de embalaje reciclado y reciclable, así como por alpargatas, sandalias, botines y 'sneakers' en colores lisos o estampados, siempre que el material lo permita y dirigidos a todo tipo de público.

"Están hechos para gente con espíritu joven", según Caparrós, que señala que empresas de la competencia tratar de subirse al carro de la tendencia sostenible aunque la mayoría se limitan a "sacar unos cuantos zapatos y se olvidan". Esta empresa ilicitana, en cambio, apuesta por una producción 100% sostenible en la que incluso el elemento más pequeño lo es: pisos, plantillas, hilo y la caja.

La idea es que cada uno de los elementos que conforman el zapato "se separe fácil" y pueda volver a aprovecharse para un nuevo zapato dentro de un concepto de "economía circular".

Slowwalk ha llegado a casi toda Europa, además de Estados Unidos, Canadá, México, Japón o China, pero principalmente triunfa en países como España, Holanda y Bélgica.

"La gente cada vez está más concienciada con este tipo de calzado. Debemos cuidar el planeta porque si no, se acaba", afirma Caparrós, quien insta a "apostar por un producto hecho en España a partir de elementos reciclados por encima de uno sintético fabricado en China, que tenga un precio mucho más bajo".