Usted sabe que sólo los hombres tienen próstata, pero quizás no sepa que la próstata es el único órgano que aumenta de tamaño cuando envejecemos. Si lo hace, como está localizada sobre el tubo de la uretra dificulta la salida de la orina. El enfermo nota que tiene menos fuerza en el chorro, no llega lejos e incluso gotea la punta de sus zapatos. Consigue que quien limpia el baño se enfade por las marcas que quedan de su visita al mismo.

El enfermo aumenta el número de micciones, sobre todo por la noche lo que puede alterar su sueño y en ocasiones le duele al orinar o hay urgencia por evacuar. Incluso el cierre de la vejiga (esfínter) no funciona bien y la orina se escapa, gotea, ensuciando el calzoncillo: hay incontinencia.

Menos frecuente es que ese obstáculo haga que la orina se acumule en la vejiga y de forma retrógrada lesione al riñón. Habitualmente estamos en presencia de la llamada hipertrofia benigna de próstata, algo que se inicia en muchos hombres en los cuarenta y se hace muy evidente en los sesenta.

La próstata crece porque ha estado estimulada largo tiempo por hormonas masculinas, los andrógenos (testosterona) y posiblemente por una ingesta elevada de grasas en la dieta. El urólogo puede valorar su tamaño el tacto. Para ello introduce su dedo índice cubierto por un guante de goma y vaselina en el ano del enfermo. Comprueba las características de la próstata y si hay algún nódulo.

El uso de ultrasonidos (a nivel de abdomen o por vía rectal) permite apreciar mejor su tamaño, si tiene nódulos, si hay residuo en la vejiga y si se ha dañado el riñón. Otras pruebas completan la valoración: un análisis de orina permite descubrir si hay infecciones añadidas y medir la creatinina en la sangre si se dañó el riñón.

La próstata produce sustancias como la fosfatasa ácida y el antígeno prostático (PSA) que aumentan en sangre si está grande. Valores mayores de 10 ng/ml de PSA pueden sugerir que en una zona en la misma pueda haber transformación tumoral.

Próstata grande

Para que no aumente y cree problemas, es útil restringir el consumo de alcohol, la cafeína, y evitar medicamentos que aumentan el obstáculo a la salida de orina (descongestivos nasales, antihistamínicos, anticolinérgicos o sedantes). Para intentar que disminuya de tamaño se pueden utilizar fármacos que relajan las fibras musculares, lo que facilita el vaciado vesical (alfa bloqueantes).

También pueden ser útiles los tratamientos hormonales (finasteride). Una vez iniciado el tratamiento se debe revisar al menos cada 6 meses. Si los trastornos al orinar son severos o los medicamentos se toleran mal se plantea la cirugía.

La próstata puede resecarse a través de la uretra, operación que tiene pocos riesgos pero puede tener que repetirse con el tiempo. Si el órgano es grande muchos urólogos prefieren la cirugía abierta; la intervención es más compleja pero hay menos riesgo de tener que reoperar. Si la próstata es pequeña puede ser suficiente una incisión o tratamiento transuretral con láser, termoterapia, u ondas de radio. Debe evitarse colocar sondas permanentes por el riego de infecciones y valorar los beneficios de un pequeño tubo (stent).

Detección del cáncer de próstata

Si los hombres viviéramos muchos años más todos tendríamos cáncer de próstata pues tras la hipertrofia puede venir el cáncer. Es muy frecuente en las autopsias, casi todos los muy ancianos lo tienen. Se le considera el tumor maligno más frecuente en el hombre, tras los de la piel. Sus manifestaciones son semejantes a la hipertrofia, aunque la obstrucción al flujo de orina va más deprisa. En general este tumor tiene buen pronóstico: si está localizado crece despacio y la cirugía cura un 80%.

Se busca un diagnóstico precoz, pero no se ha demostrado que esa detección mejore su supervivencia. Se suele medir el PSA, pero su utilidad es limitada ya que puede incrementarse en situaciones en las que no hay tumor maligno, por ejemplo en la hipertrofia benigna o en infecciones prostáticas.

Menos de la mitad de los hombres con PSA mayor de 10ng/dl tiene un cáncer de próstata localizado y por el contrario el 40% de enfermos con cáncer de próstata puede tener valores normales.

Para un diagnostico seguro la biopsia transrectal o por aspiración es necesaria. El tratamiento suele ser la prostatectomía radical, la radioterapia, crioterapia o colocar agujas radioactivas (braquiterapia).

Si se sospecha que el tumor está extendido conviene hacer una TAC para demostrar lesiones en los huesos. En ese caso la cirugía es menos agresiva ya que la terapia es sólo paliativa: incisión transrectal o colocación de un tubo en la próstata para asegurar el vaciado. Se busca además suprimir la acción de los andrógenos para que no crezca. Se consigue extirpando los testículos o utilizando hormonas que impidan su acción, es un bloqueo químico. La cirugía del cáncer puede tener secuelas: incontinencia o impotencia funcional y la manipulación hormonal que crezcan las mamas o edemas.