El objetivo principal es ayudar a que el niño obeso deje de serlo —la masa grasa no es inocua y puede dar paso a una diabetes o una hipertensión— y para lograrlo, el equipo de pediatría del hospital General de Valencia, que dirige la doctora Empar Lurbe, se las pinta de todos los colores y lo mismo organiza clases de gimnasia en el centro con monitores del CEU para los menores, de cocina para las familias que camisetas inteligentes con unos sensores especiales que miden las variables cardiovasculares del niño mientras hace ejercicio y que se han convertido en una herramienta diagnóstica excelente para no proponerle al niño más deporte del que pueda hacer ni menos de lo que se pueda esforzar.

Lo que se pretende es que el niño persevere en su domicilio en la práctica deportiva que inicia en el hospital como parte del tratamiento, y si puede ser disfrutando, mejor, que es la única manera de que incorpore el ejercicio como un hábito saludable en su vida.

El servicio de pediatría del hospital General de Valencia, que es unidad de referencia en el tratamiento de la obesidad infantil en la Comunitat Valenciana y es la primera y única que existe en España —se creó en 2003— especializada en prevenir el riesgo cardiovascular en niños y adolescentes, se ganó además el título de centro de excelencia de la Sociedad Europea de Hipertensión por la manera de abordar el sobrepeso infantil y mereció el premio NAOS del ministerio a la estrategia sanitaria en 2011.

La doctora Empar Lurbe también dirige el grupo del Ciber (Centro de Investigación Biomédica en Red) de Obesidad y Nutrición de España lo que permite a los pediatras del hospital General mantener alianzas en investigación con grupos más potentes como el Instituto Carlos III para avanzar más rápido y de forma más eficaz en el tratamiento de la obesidad infantil y la pérdida de masa grasa, que el postrer empeño del equipo.

Y aquí es donde aparecen las camisetas inteligentes con sensores que ha diseñado el Lab Human de la Universidad Jaume I de Castelló (Cristina Botella) y la Universitat de Valencia (Rosa Baños).

En las próximas semanas, el servicio de pediatría del hospital General publicará el primer estudio del mundo que demuestra que el ejercicio físico «pautado» que los niños obesos hacen en su casa es tan efectivo como el que hacían en el hospital cuando estaban allí bajo tratamiento y que los beneficios de reducción de peso son similares, un hecho que reporta una enorme ventaja porque los niños ya no tienen que desplazarse al centro.

El trabajo demuestra que las camisetas inteligentes, que se utilizaron con 60 menores durante 24 o 12 horas, fueron determinantes para saber cómo reaccionaba el corazón y los pulmones de cada niño a las diferentes propuestas de ejercicio físico para hacer la prescripción más adecuada que, además,es con la que puede perseverar.