La Terapia Craneosacral (TCS), ayuda a normalizar el entorno del sistema craneoasacral. Es un sistema fisiológico esencial para el cuerpo y recientemente ha sido definido científicamente. El sistema Craneosacral, se extiende, desde el cráneo hasta el sacro-coxis. Formando, por la membrana duramadre el fluido cerebroespinal, contenido dentro de ella, los sistemas que regulan el flujo del fluido, los huesos que están sujetos a las membranas, y las articulaciones y suturas que interconectan estos huesos.

Como el sistema Craneosacral, contiene el cerebro la medula espinal y todas las estructuras relacionadas, cualquier restricción o desequilibrio que se produzca dentro del sistema puede afectar directamente a todos los aspectos de la actuación del sistema nervioso central. El resultado es una mejora del entorno interno, que libera el sistema nervioso central para que pueda volver a sus niveles óptimos de salud y rendimiento.

Las patologías que puede intervenir son muchas: cefaleas craneales, dolor de cabeza, mareos y vértigos, acufenos (pitidos en los oídos), moscas volantes (puntitos que ve el ojo), neblina en los ojos, ansiedad o stress y alteraciones del aparato digestivo.

Esta terapia también es positiva para personas que han padecido un infarto o un ictus cerebral y una apoplejía o embolia cerebral. Después de la fase aguda, mejora el movimiento del líquido cefalorraquideo, nutriendo el cerebro, mejorando la circulación craneal y ayuda a la recuperación.

La terapia TCS, es suave, indolora y no invasiva. Pero lo más importante es que puede utilizarse en cualquier persona. Los niños que sufren hiperactividad, alteraciones en el comportamiento, espasmos musculares o han sufrido durante el parto, también pueden ser tratados.