Cuántas veces hemos oído a amigos, familiares o incluso a nosotros mismos decir frases como "ya no puedo más", "cuando pienso en que tengo que ir mañana a trabajar se me cae el mundo encima", "ahora simplemente espero a que sea la hora de salir" o "ya no estoy motivado".

Todos pasamos en algún momento por situaciones especialmente exigentes en nuestro entorno laboral que nos provocan sentimientos parecidos de cansancio, desesperación o desgana, pero cuando aparecen a diario comienzan a ser un problema y se puede estar fraguando el Síndrome de Burn-Out o Síndrome del Trabajador Consumido.

A menudo se identifica Burn-Out con estrés laboral. Sin embargo, aunque es cierto que se sufre estrés, el síndrome de Burn-Out es una situación específica en la que el trabajador, además de un elevado nivel de estrés tiene ideas de fracaso laboral "no valgo para este trabajo", "no me gusta nada lo que hago", una actitud negativa en el entorno laboral y hacia los compañeros, y agotamiento emocional.

El estrés en el entorno de trabajo surge cuando en mi puesto me exigen más de lo que yo puedo abarcar. Cualquier persona puede llegar a su límite. Cuando gastamos nuestros recursos y aún así seguimos trabajando nos encontramos con que sufrimos estrés. No somos Superman.

De hecho, hasta para Superman existen límites. Hay días en los que tiene que salvar la tierra de un meteorito, evitar un atraco a un banco y redactar un artículo periodístico como Clark Kent. Si al final de la jornada no ha podido realizar todas sus tareas, o las ha realizado pero se siente exhausto, aparecerán en él las manifestaciones del estrés: agotamiento físico y emocional, debilitamiento del sistema inmunológico, dolores de cabeza, enfados frecuentes, disminución de la capacidad para disfrutar, y así un largo etcétera.

Pero ¿Cuándo aparece lo que conocemos como síndromes de Burn-Out?

Cuando empezamos en un nuevo puesto de trabajo y no sabemos a qué nos vamos a enfrentar, nos hacemos una idea de cómo será nuestra nueva etapa laboral: si nos gustarán las tareas que realizaremos, la carga de trabajo que tendremos, el sueldo y las gratificaciones, el ambiente de trabajo, etc.

Si esta imagen que nos hemos hecho es mucho más favorable que lo que nos vamos a encontrar cuando empecemos a trabajar, podemos estar dando comienzo al síndrome de Burn-Out.

Podemos empezar a dedicar más horas de las que nos corresponden, realizar proyectos por nuestra cuenta, en resumidas cuentas: poner más energía de la que tenemos y de la que se nos exige. El problema surge cuando las condiciones laborales no son tan buenas como nos imaginábamos y nos empezamos a dar cuenta de que hemos estado invirtiendo mucha energía en un puesto que no merece tanto la pena (trabajo desagradable, bajo sueldo, ambiente laboral poco grato).

Si permaneces en tu puesto de trabajo a pesar de las condiciones, bien porque no ves otra salida o porque necesitas el dinero, comenzarás a experimentar estrés y es posible que sufras el síndrome de Burn-Out.

¿Cuáles son los síntomas del Burn-Out?

- Sentimientos de apatía: todo te da igual, dejas de hacer actividades en el trabajo, no te interesa nada.

- Sentimientos de culpa, tristeza, enfados frecuentes.

- Ansiedad, nerviosismo, notas que respiras mal, tu cuerpo está acelerado.

- Te cuesta concentrarte, tienes problemas de memoria, estás más indeciso e irritable.

- Bebes o fumas más, cambios en la alimentación.

- Faltas frecuentemente al trabajo.

Cuando Superman empieza con su carrera superheróica se imagina que salvará a muchas personas de accidentes y villanos, que los ciudadanos del mundo se lo agradecerán y que su sueldo de periodista le permitirá vivir cómodamente.

Como tiene esta expectativa, Superman se quita la capa para ser periodista en el Daily Planet a jornada completa, salva a personas de situaciones peligrosas a cualquier hora del día, y además se permite ayudar a ancianas a recuperar a sus gatos de los árboles a los que se han subido Tristemente, a veces los villanos se escapan, ocurren catástrofes en las que él no puede hacer nada, no todo el mundo está de acuerdo con lo que hace y le cuesta llegar a fin de mes.

¿Qué hacer en esta situación?

Tanto si decides cambiar de puesto de trabajo como si no, lo primero es ajustar lo más posible la imagen que tenemos de la empresa y el puesto de trabajo a la situación real actual. Es decir, tener claro cuánto nos gusta lo que hacemos, en qué condiciones económicas estamos realizándolo, si coincidimos con los valores de la empresa, etc. Así podremos hacer un análisis más realista de cuánto nos interesa nuestro puesto de trabajo. Si puedes hacerlo por escrito lo tendrás más accesible y podrás consultarlo en caso de duda.

Algunas claves para reducir el estrés

- Practica alguna técnica de relajación que puedas poner en práctica en tu puesto de trabajo como la relajación muscular progresiva. A través de ejercicios de tensión durante 10 segundos y relajación durante 30 segundos de brazos, cara, torso y piernas, podrás reducir el estrés que se va acumulando a lo largo del día.

Es una técnica especialmente útil para las personas que no disponen de mucho tiempo de descanso en su jornada laboral o que trabajan en puestos incómodos porque permite a quien la practica reducir su nivel de tensión en poco tiempo y sin necesidad de estar tumbado o sentado.

- Si es posible busca tus momentos a lo largo de la jornada laboral para realizar alguna actividad agradable como dar un pequeño paseo, escuchar alguna canción, o simplemente descansar un rato. Descansos de 10 minutos cada hora y media de trabajo, por ejemplo. Realizarás un trabajo más eficiente y no te "consumirás" tan rápido.

- Trata de identificar tus estados emocionales más intensos en el trabajo para poder salir de una posible situación problemática. Si te sientes muy enfadado o muy triste o muy ilusionado, es posible que respondas mal a un compañero, te preocupes en exceso por algún problema o te cargues con más trabajo del que puedes abarcar.

Te puede ayudar pensar en las emociones como un semáforo de tráfico: si estás en rojo (cuando la emoción te desborda) tómate tu tiempo y espera a estar más tranquilo, si estás en ámbar (estás triste, enfadado, etc. pero puedes manejar tu emoción) valora si puedes responder a la situación, y si estás en verde (tus emociones no son un problema) puedes actuar con normalidad..

Leyendo algún libro sobre Burn-Out podrás entender mejor cómo se desarrolla, cuáles son sus fases y sus síntomas, y podrás encontrar formas de mejorar tu calidad de vida.

Si crees que necesitas una ayuda extra acude a un psicólogo especializado en ansiedad y estrés, te ayudará a identificar las claves de tu malestar y a solucionar los aspectos del estrés que más problemas te ocasionan en el trabajo y en tu día a día.

Un trabajador útil no es el que más tiempo dedica, sino el que utiliza mejor sus recursos y está en las condiciones físicas y psicológicas óptimas para desarrollar su trabajo.