Llega el verano y con él las gafas de sol se convierten en nuestro fiel compañero. El problema llega cuando escogemos en función de las últimas tendencias sin pensar tanto en la calidad o garantía que nos ofrecen para la visión.

Elegir correctamente unas gafas de sol que no afecten a la salud visual y que eviten lesiones es un aspecto clave para disfrutar del calor sin sufrir daños graves. De hecho, el 60 por ciento de las gafas que son adquiridas en España son distribuidas por canales con muy baja garantía de calidad y el 93 por ciento disponen de lentes que no cumplen la normativa, según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid.

En España se venden 21,6 millones de gafas de sol, pero ¿sabes en qué debes fijarte y qué precauciones tienes que tomar a la hora de elegir las mismas?. Para resolver estas cuestiones, Clínica Baviera ofrece una serie de consejos para que este verano mantengamos una buena salud visual.

1. Cuidado con comprar gafas en bazares o mercadillos: este tipo de canales de venta no ofrecen una alta garantía de calidad, por lo que se debe de tener mucha precaución. Además, hay que tener cuidado con aquellas que vienen como regalo de distintas promociones.

2. ¿Qué requisitos deben cumplir?: las gafas deben llevar marcada en la patilla la insignia de la Comunidad Europea de forma indeleble, la identificación del fabricante o distribuidor en la Unión Europea y la referencia del modelo de gafa, como mínimo.

3. Lentes contra la radiación UV nociva: las lentes deben filtrar o eliminar la radiación UV por debajo de los 400 nanómetros. Esta información la proporciona el fabricante, ya que en las gafas no suele venir grabada. Además, las gafas deben ir acompañadas por un folleto con el nombre y la dirección del fabricante, la referencia de la norma europea (UNE EN 1836); características de uso; advertencias de riesgos y restricciones; explicación y marcado relativo al grado de protección a la luz y radiación UV; y las normas de limpieza y mantenimiento.

4. Categorías por filtro: el número de filtro (0,1,2,3,4) nos indica la cantidad de luminosidad, pero este índice no revela la absorción de la radiación. Así, es el material el que debe absorber o repeler la radiación y no el tinte que la lente lleva incorporado.

5. Filtros solares de absorción leve: los filtros con categoría 0 absorben hasta el 19 por ciento, son lentes claras indicadas para la conducción y utilizadas para el confort y la estética; la categoría 1 es idónea en zonas de luminosidad leve como los espacios urbanos ya que absorben entre el 20 por ciento y el 56 por ciento de luz.

6. Las categorías más comunes son la 2 y la 3: la primera se caracteriza por lentes medianamente coloreadas, con una absorción entre el 57 y el 81 por ciento e indicadas para una luz solar media y la práctica de deportes como tenis, golf, paseo o bicicleta. La segunda absorbe entre el 82 y el 92 por ciento de la luz, por lo que es idónea para ir a la playa, a la montaña o para estar en ambientes soleados. Por su parte, la categoría 4, con una lente muy oscura, absorbe entre el 92 y el 98 por ciento de la luz y son adecuadas para condiciones de sol extremo como la alta montaña o los deportes acuáticos.

7. Un color para cada enfermedad visual: el filtro marrón está indicado para miopes y astígmatas; el color verde, para personas con hipermetropía; y los naranjas o amarillos son una buena opción para situaciones con niebla o para conducir; mientras que los filtros rosas y azules no son recomendables porque pueden modificar la percepción de los colores, algo peligroso a la hora de conducir.

8. ¿Lentes fotocromáticas, polarizadas o de espejo?: los filtros fotocromáticos se adaptan a la intensidad lumínica y de radiación UV del ambiente y se oscurecen o aclaran según el ultravioleta recibido. Los filtros polarizados están recomendados para actividades al aire libre ya que filtran el exceso de luminancia, eliminan reflejos y evitan deslumbramientos.

9. Sin fecha de caducidad: un filtro físico no debe sufrir deterioro y seguir protegiendo con los años, aunque hay que tener cuidado con los filtros químicos, como el de las lentes fotocromáticas, que podrían perder protección con el tiempo. También hay que ser precavidos con los cristales de policarbonato ya que, con una sobreexposición al calor, podrían doblarse y producirse aberraciones ópticas de la lente.

10. Lesiones oculares: una lente de mala calidad podrá producir una dilatación pupilar sin proteger de la radiación nociva adecuadamente, aumentando el efecto dañino de la radiación solar. De forma aguda puede provocar queratoconjuntivitis actínica (córnea) o incluso quemadura macular en la retina en caso de visión directa al sol. De forma crónica, puede producir la rápida evolución de la catarata o una degeneración macular.

Según afirma el oftalmólogo Guillermo Giménez-Almenara, "existe una gran cantidad de gafas de sol que tras su análisis no cumplen con la normativa vigente, entre un 40 por ciento y un 45 por ciento de las lentes tiene una potencia refractiva superior a la admitida provocando borrosidad, un 57 por ciento posee aberraciones prismáticas periféricas, y solo un 75 por ciento elimina en su totalidad la radiación ultravioleta UV mínima por legislación".