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Análisis con expertos

El mapa de la obesidad en España

Asturias, Andalucía y Galicia son las tres comunidades autónomas con más obesos - 6 de cada 10 españoles padecen obesidad

Casi 3 millones de personas mueren cada año por obesidad. SHUTTERSTOCK

Podría decirse que la obesidad se ha convertido en una de las epidemias de este siglo. Con datos más que alarmantes en el mundo, España no se queda corta a la hora de atesorar personas que pasan de su peso ideal. Según la Organización Mundial de la Salud, "la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas a causa de la misma". Y aunque hace años se consideraba que esta problemática era propia de países desarrollados, ahora la obesidad también se padece en lugares con medios o pocos ingresos, siendo la obesidad infantil el peor de los problemas dentro de este ámbito.

"La obesidad, tanto en España como en otros lugares, se produce cuando las personas incurren en un balance de energía positivo, es decir cuando ingieren más calorías que las que gastan. Esto va asociado a malos hábitos alimentarios, relacionados fundamentalmente con el exceso de ingesta de grasa y azúcares, y a un estilo de vida sedentario", explica la Doctora María Puy Portillo, catedrática de Nutrición y presidenta de la Sociedad Española de la Nutrición.

Asturias, Galicia y Andalucía son las tres comunidades autónomas donde más prevalencia de obesos existe

"La dieta mediterránea tradicional ha sido reemplazada por comidas de mayor contenido energético, ricas en grasa y azúcares añadidos, con disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y fibras. Asimismo, el estilo de vida se ha hecho cada vez más sedentario, en parte facilitado por los avances tecnológicos y el transporte que han disminuido la necesidad del ejercicio físico en las actividades de la vida diaria. Contribuyendo todo ello a este aumento de prevalencia que afecta ya al 21,6% de la población en nuestro país", añade la Doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

En concreto, Asturias (25,7%), Galicia (24,9%) y Andalucía (24,4%) son las tres comunidades autónomas donde más prevalencia de obesos existe hoy en día. Un cambio drástico del mapa de la obesidad en España que se ha producido por diferentes aspectos fundamentales desde la llegada de la recesión económica. Y es que, el comportamiento de las comunidades ha sido dispar a lo largo de once años transcurridos entre los dos estudios 'Epidemiología de la obesidad en España' (coordinado por el profesor de la Universidad de Navarra Javier Aranceta Bartrina), lo que presenta un mapa actual completamente diferente al que había en 2005, ya que entonces Canarias, Murcia, Andalucía y Galicia estaban a la cabeza de los índices de obesidad en España.

Así, un total de seis de cada diez españoles pesan más de lo que deberían. Si en 2005 cerca del 16% de los españoles padecía obesidad (es decir, tenía un índice de masa corporal superior a 30), en estos momentos esa cifra ronda el 20 %. "La obesidad consiste en un exceso de grasa corporal. Para poder saber si una persona está obesa o no existen varios métodos. Uno de los más utilizados, por lo sencillo que resulta calcularlo, es el índice de masa corporal (IMC). La fórmula de dicho índice es: Peso (kg)/Altura2 (m2). Una persona es obesa cuando su valor de IMC es igual o superior a 30 Kg/m2", concreta Portillo.

La infancia

Dentro de espectro infantil, la obesidad y el sobrepeso han mutado en una serie problemática que desde el Gobierno tratan de atajar. Según el estudio de Aranceta, los resultados permiten estimar una prevalencia de obesidad en la infancia del 13,9%, un 12,4% para el sobrepeso, lo que tipifica un 26,3% de la población española entre 2 y 24 años con sobrecarga ponderal.

"Hace años, la obesidad era una patología de la edad adulta, pero desgraciadamente hace ya un tiempo que también afecta al colectivo infantil, y además su prevalencia es creciente. Esto supone un grave problema de salud pública", dice Portillo, que además añade que "las razones que justifican esta situación son las mismas que las que subyacen en la obesidad de los adultos, es decir, ingerir más calorías que las que se gastan. El gasto por actividad física se ha visto reducido en el colectivo infantil dado que cada vez son más las actividades de ocio que no van asociadas a ejercicio físico".

Algo que también recalca Villlarasa, que además hace hincapié en que "el problema más alarmante es que un 30% de estos niños obesos lo serán también en la edad adulta. Los hábitos dietéticos en la población infantil se han visto especialmente modificados y su dieta se caracteriza por un exceso de carnes, embutidos, lácteos y alimentos de gran contenido energético, como dulces, bollería industrial y refrescos carbonatados (ricos en grasas y azúcares refinados, respectivamente) y por un déficit en la ingesta de frutas, verduras, cereales y legumbres". Según la Doctora, "un 8% de los niños acuden al colegio sin haber desayunado, siendo mayor la prevalencia de obesidad en este grupo y en los que toman un desayuno escaso. Por otra parte, el sedentarismo ha aumentado en la población infantil. Los niños juegan menos en las calles y parques y dedican un número de horas cada vez mayor a jugar con los ordenadores y videojuegos".

Si ampliamos la visión al mundo en general, según la OMS, en 2016 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos. Entre los cinco y diecinueve años, 340 millones habían caída en este problema.

Procesados y ecológicos

Pero, tanto en adultos como niños, más allá del estilo de vida, ¿puede que sean los alimentos que se comercializan en la actualidad causa de este aumento de la obesidad? ¿Hay demasiados procesados? ¿Se engaña al consumidor con milagros ecológicos que no sirven de nada?

Según las dos expertas en nutrición, no hay gran diferencia para la salud ni está comprobado que ciertos alimentos naturales o ecológicos, como pueden ser la espelta o la quinoa, muy en boga en la actualidad, sean mejores para la salud que la comida convencional, y son los procesados y azúcares los que forman parte de un mal estilo de vida. "La espelta es un cereal y la quinoa es un pseudocereal que contiene hidratos de carbono de bajo índice glucémico, fibra alimentaria, proteínas de alto valor biológico, fitoesteroles y ácidos grasos omega 3 y 6. Si bien hay algún trabajo que analiza su potencial beneficio en diabetes y obesidad por su efecto saciante, todavía no hay evidencias sólidas al respecto", recalca Villarasa.

"En relación a las dietas libres de gluten recomendadas en pacientes con celiaquía tampoco hay estudios que demuestren su papel en la obesidad. Evidentemente si no se consume pan, bollería, dulces, pasta, pizza y se ingieren alimentos frescos como pescado, frutas, verduras, el peso mejora. Sin embargo, hay muchos productos industriales sin gluten que tienen un alto contenido en azúcares y grasas cuyo abuso puede favorecer el desarrollo de obesidad".

Algo parecido dice la Doctora Portillo, que asegura que "en lo que respecta a los alimentos ecológicos, los estudios científicos realizados ponen de manifiesto que su valor nutricional es habitualmente muy similar al de los alimentos producidos de manera convencional y que por el momento no hay evidencia científica para asegurar que las pequeñas diferencias entre ambos tipos se traduzcan en beneficios en la salud en general. Eso sí, con los ecológicos evitamos que estos contengan restos de productos químicos sintéticos utilizados con fines diversos durante su producción".

"Hay que limitar la comida rápida, precocinada y consumo de fritos y rebozados", dice Portillo

Por otro lado, ante la elección de la dieta perfecta, ambas profesionales se decantan por la famosa dieta Mediterránea, siempre señalada como la perfecta para un estilo de vida saludable. "La evidencia científica ha demostrado que el mejor patrón de alimentación es el mediterráneo, que se caracteriza por un elevado consumo de verduras y hortalizas, legumbres, frutas, frutos secos y cereales no procesados; un bajo consumo de carne, productos cárnicos y lácteos y un consumo moderado de pescado. Otros dos rasgos fundamentales son el aceite de oliva como fuente fundamental de grasa y un consumo moderado de vino en la comida", sentencia Portillo, que fundamenta la teoría evidenciando los claros beneficios para la salud de esta dieta. "Se asocia con una disminución de la prevalencia de patología cardiovascular, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, y función cognitiva (estudio PREDIMED)".

Villarasa va un poco más allá, siempre cimentando su opinión en la dieta Mediterránea y señala que "hay que limitar la comida rápida, precocinada y consumo de fritos y rebozados, y fomentar la utilización del aceite de oliva, frutos secos y pescado. Deberíamos volver a la dieta Mediterránea que ha mostrado reducción de eventos cardiovasculares. Asimismo, se debe realizar ejercicio físico de manera regular. La recomendación actual es realizar 30 minutos de ejercicio de intensidad moderada diario".

¿ES LA OBESIDAD UNA ENFERMEDAD PSICOLÓGICA?María Puy Portillo: "La obesidad no es una enfermedad psicológica, pero sí es cierto que tiene repercusiones psicológicas. Aunque tradicionalmente se ha dicho que las persona con exceso de peso eran más felices, lo cierto es que son muchas las personas a las que su obesidad les crea complejos y les produce efectos psicológicos negativos".

Nuria Villarasa: "Existe una relación clara entre la obesidad y los trastornos psicológicos de manera que, por el hecho de tener más peso, estas personas son fuertemente estigmatizadas, tanto durante la niñez, en la escuela, como durante la edad adulta, en el ámbito laboral. Esto conlleva una disminución de su autoestima, un incremento de la ansiedad y un empeoramiento de la relación con la comida"

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