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Según cómo pisas, así tienes la mandíbula

Un estudio podológico concluye que los niños que tienen el maxilar hacia adelante pronan, es decir, vuelcan los pies hacia adentro

Según cómo pisas, así tienes la mandíbula

Dime cómo pisas y te diré qué alteraciones tienes en la boca. Una reciente investigación acaba de demostrar que la postura del pie de los niños influye directamente en el riesgo de padecer problemas de oclusión en la mandíbula. Los responsables de este estudio presentaron días atrás los resultado en el marco del XII Congreso Nacional de Estudiantes de Podología, celebrado en el Colegio de Médicos de Alicante. «Hemos comprobado que los niños que tienen la mandíbula hacia adelante pronan, es decir,tienen la pisada volcada hacia adentro», señala Gabriel Gijón, experto en biomecánica del pie e investigador de la Universidad de Málaga.

Se trata de un estudio pionero en nuestro país, para el que los investigadores han analizado a unos 200 escolares de seis a nueve años. Entre las conclusiones más destacadas se ha evidenciado que casi el 50 por ciento de los niños que manifiestan protrusión de mandíbula muestran, asimismo, un tipo de pisada pronada, es decir, volcada para adentro.

«Detectamos, igualmente, que el 100 por cien de los niños que tenían un tipo de pie pronado estaba relacionado con protrusión de mandíbula», señala Gijón.

Esta investigación abre ahora la vía para nuevos estudios. «Nuestros hallazgos evidencian que todo el cuerpo está relacionado». Gijón apuesta por poner ahora el foco en la zona de la espalda «ya que no sabemos si el problema es ascendente o descendente, de la mandíbula a los pies o de los pies a la mandíbula».

Repercusión del deporte

El equipo de Gijón también está investigando la repercusión que el deporte tiene en los niños. Para ello han estudiado a escolares que llevan jugando tres años al fútbol y lo hacen de una manera moderada, con entrenamientos de ocho horas semanales. «Para este nivel de intensidad vimos que no había cambios sustanciales en la estructura de la pierna respecto a aquellos niños que no practican este deporte». Descartado el impacto del fútbol a nivel amateur, Gijón se quiere centrar ahora en ver qué ocurre con los niños que juegan a nivel profesional, más de 8 horas a la semana.

Los pies planos son la patología más habitual en los niños y los dolores en la rodilla y el talón los motivos más habituales por los que los padres llevan a sus hijos al podólogo. Gijón también aconseja a los padres acudir al especialista cuando sus hijos muestren a menudo signos de fatiga, «porque si los niños dicen que se cansan es que algo hay detrás». También es recomendable consultar cuando el niño se cae muy a menudo.

Durante el congreso celebrado en el Colegio de Médicos de Alicante, el investigador de la Universidad de Málaga también desterró algunos mitos, como el de que las zapatillas de deporte no son buenas a diario para los niños más pequeños. «No hay ningún estudio que diga que es necesario ponerle botas al niño», señala Gijón. Respecto al uso de plantillas, el experto de la Universidad de Málaga también desterró otro mito. «No siempre están indicadas. En nuestros estudios hemos visto que hasta un 25% de los niños modifica el pie con los años».

En el congreso también se habló de los deportes que más impacto tienen sobre los pies de los deportistas. Víctor Alfaro, podólogo del Real Madrid, explicó que el fútbol y el «running» son los deportes que más impacto causan.

En el primero, señaló Alfaro, «el pie juega dentro de la bota, que es muy hostil. Entre la horma estrecha, el dar golpes a un objeto duro, que es el balón, y tener unos elementos como son los tacos que están en la planta y generan unos picos de presiones, todo junto hace que el pie del futbolista sufra».

En el caso del «running» los mayores problemas vienen de la repetición. «Estos deportistas no juegan en un medio tan hostil, la zapatilla es más ancha no tienen tacos... pero correr tiene su riesgo porque si uno pisa mal lo repite mucho. Es un deporte muy cíclico». Alfaro puso algunos ejemplos. «En una carrera corta haces 10.000 impactos y en cada uno de ellos metes dos veces tu peso y según la velocidad hasta cuatro veces... cuando corres 10 kilómetros es como si se hubiera puesto encima tuya 270 toneladas de peso».

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