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Día del Paciente Trasplantado

La vida después de un trasplante: "Ahora me como la vida a bocados"

Tres personas trasplantadas narran sus casos y reivindican la figura altruista del donante y sus familias - Todos ellos son ahora deportistas de éxito

Elvira Cebrián, nadadora valenciana trasplantada de riñón.

Cada 6 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día del Paciente Trasplantado, una fecha en la que pretende recordar la importancia de la donación como método para que pacientes crónicos y terminales puedan disponer de un órgano que les permita garantizar calidad de vida y supervivencia a miles de personas en todo el mundo. España, el país con mayor tasa de donación del mundo, es un país generoso. Lo saben bien José Luis Maury, Elvira Cebrián y Juan Vicente Álamo, tres personas que gracias a un trasplante dejaron atrás sus problemas de salud. Todos ellos, además, forman parte del colectivo de españoles que representa a nuestro país en los Juegos Mundiales de Trasplantados, un evento bianual que reúne a los mejores deportistas en esta categoría, que cuenta con el auspicio del Comité Olímpico Internacional y las principales autoridades deportivas.

Juan Vicente Álamo, tres veces trasplantado de corazón: "El deporte es la mejor medicina"

El caso del riojano Juan Vicente Álamo ejemplifica la capacidad de superación y resiliencia con la que los pacientes con necesidad de un trasplante afrontan su situación. Con 18 años -ahora tiene 58- una lesión de menisco producida cuando jugaba a fútbol llevó a los médicos a descubrir que sufría una miocardiopatía, una enfermedad por la cual su corazón se ensanchaba hasta alcanzar un tamaño peligroso para su vida. Recibió tratamiento y, doce años después, recibió su primer trasplante. "Era 1990 y a mí aquello entonces me parecía de ciencia-ficción, no me entraba en la cabeza", recuerda.

Juan Vicente Álamo con varias de sus medallas. Foto: Asociación 'Deporte & Trasplante España'

En 2003, sin embargo, los problemas regresaron. Una revisión rutinaria detectó problemas en sus arterias coronarias y los médicos le sugirieron un segundo trasplante. "Pasé un bache duro, pero todo volvió a salir muy bien". Entre medias, empezó a practicar tenis. "Los médicos te recomiendan actividad física, pero que no hagas deportes de contacto", subraya. Pero la vida volvió a ponerle otro reto aún más difícil. En 2011, una nueva revisión apreció un depósito de anticuerpos que arriesgaba de nuevo la salud de su corazón. "Veía que me costaba recuperarme de los esfuerzos, los pies se me hinchaban... Lo pasé muy mal. Llegué a pesar 50 kilos". Su nueva operación de trasplante no podía tener lugar hasta que no se rebajase ese nivel de anticuerpos.

"Tu vida cambia con un trasplante. Te vuelves más agradecido, amable y empático. España es la envidia del mundo en materia de trasplantes"

Durante ese período, recuerda Juan Vicente, "estaba en las últimas y casi no podía ni andar. A veces me escondía para llorar para que nadie me viese, porque creía que moría y no iba a haber solución". No obstante, una mañana del mes de mayo de 2012 su médico le avisó de que había un corazón disponible, aunque le comunicó que la suya era una intervención de "gran riesgo" y de resultado incierto por su dificultad. "Estuve 18 horas en quirófano. Luego cogí una neumonía, pero milagrosamente salí adelante. Tuve que aprender de nuevo incluso a andar", rememora. Todas sus intervenciones se desarrollaron en la Clínica Universitaria de Navarra. Propietario de varios negocios de hostelería en Logroño, a partir de ahí Juan Vicente volvió al tenis sin dudarlo y ha llegado a ser ocho veces campeón de Europa. "Tu vida cambia con un trasplante. Te vuelves más agradecido, amable y empático. España es la envidia del mundo en materia de trasplantes. Tenemos que estar agradecidos por la generosidad de los familiares de las personas que fallecen y que, en unos momentos tan duros, eligen la donación de sus órganos. Los trasplantados tenemos una gran responsabilidad para cuidar de ese órgano", concluye.

Elvira Cebrián, trasplantada de riñón: "Me como la vida a bocados"

Aficionada desde siempre a la natación, a Elvira Cebrián (València, 1972) sufrir un episodio de infección de orina a los 30 años permitió a los médicos descubrir que padecía una poliquistosis renal, una enfermedad crónica por la cual los quistes se van adueñando del riñón. "El peso normal del riñón es de unos 160 gramos; con esta enfermedad puede alcanzar los cinco kilos", informa la propia Elvira. La poliquistosis, una enfermedad hereditaria, daña el aparato renal y hace inevitable el trasplante. Elvira debió esperar 14 años hasta que llegó el suyo. En 2011, comenzó a someterse a un duro tratamiento de diálisis y en enero de 2016 fue intervenida en el Hospital Universitario Doctor Peset de su ciudad para trasplantarle un riñón, el único con el que cuenta su cuerpo ahora.

Elvira Cebrián, en una sesión de entrenamiento.

"El trasplante fue un cambio espectacular; a partir de ahí necesitas darle vida a ese cuerpo que estaba parado. Yo soy muy optimista y decidí que esto no me iba a parar. Andar se me quedaba corto y quise volver a nadar, que es lo que siempre había hecho. Para mi nadar es como respirar; puedo estar en el agua sin ningún problema", señala. Va a participar en los próximos Juegos Mundiales de Trasplantados que se celebran este año en Newcastle y ha obtenido cuatro medallas -dos oros y dos platas- en los recientes Juegos Nacionales para estos deportistas.

"El órgano no es solo mío, es de toda mi familia, porque también ella sufre mucho"

No obstante, al igual que el resto, Elvira, que desarrolla su labor profesional como funcionaria en la Generalitat Valenciana, sabe que un órgano trasplantado puede también padecer problemas en un futuro, lo que les hace redoblar esfuerzos para cuidarse. Física y también mentalmente. "Yo tengo la obligación de cuidar de ese riñón. El órgano no es solo mío, es de toda mi familia, porque también ella sufre mucho. Doy gracias todos los días al donante y la familia. El trasplante supone un cambio de 180 grados en tu vida. Yo me como la vida a bocados", concluye.

José Luis Maury, trasplantado de intestino: "Es un orgullo llevar un órgano trasplantado"

El trasplante de intestino grueso es una rareza dentro del panorama sanitario, no solo en España sino en el mundo entero. José Luis Maury, zaragozano afincado en Sevilla, recibió el suyo en 2005. Ahora tiene 50 años, pero con 15 descubrió que padecía una poliposis múltiple adematosa familiar, una enfermedad hereditaria y degenerativa. Su padre y su hermana fallecieron a consecuencia de esta enfermedad. Durante dos décadas afrontó un duro tratamiento antes de someterse a un tipo de trasplante que, como reconoce, "no está a la orden del día".

José Luis Maury, durante un torneo de golf. Foto: Asociación 'Deporte & Trasplante España'.

Su intervención se realizó en el Hospital Doce de Octubre de Madrid y la llevó a cabo el prestigioso doctor Enrique Moreno González, uno de los médicos más laureados en España y que, entre otros reconocimientos, cuenta con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1999. Un duro período postoperatorio no impidió que Maury fuera afianzando su recuperación. "Estuve medio año ingresado, pero siempre tuve claro que tenía que salir adelante por mi hermana, a la que estaba muy unido, pero también por el donante. Para mí es un orgullo llevar un órgano trasplantado", subraya.

"El deporte es muy recomendable para combatir los efectos secundarios de la medicación"

José Luis preside la asociación 'Deporte & Trasplante España', que busca concienciar sobre la importancia de la donación para salvar vidas, y rinde homenaje a la figura del donante y a sus familias. "Sin esos donantes y esas familias, no se producirían los trasplantes. Hay que decir con la cabeza bien alta que España es líder en esta materia", subraya. El deporte ocupa gran parte de su vida. "Es muy recomendable para combatir los efectos secundarios de la medicación que debes tomar el resto de tu vida tras un trasplante", añade. Practica tres especialidades tan distintas entre sí como el gol, el pádel y el kayak, con grandes resultados en todas. Y subraya como cambia la percepción de la vida. "Le das mucha más importancia a los momentos concretos: los que pasas con tus amigos, con tu pareja...".

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