La comida ya no es lo que era, o al menos eso es lo que suelen decir las abuelas. Aunque no haya una base científica sobre este comentario tan extendido, lo cierto que la alimentación ha ido empeorando en las últimas décadas.

La Fundación Española de Nutrición (FEN) ya ha alertado de que la población española triplica la ingesta diaria de azúcar recomendada por la Organización Mundial de la Salud: 25 gramos. Esto se debe en gran parte a los productos ultraprocesados que consumimos a diario y que contienen grandes cantidades de azúcar.

Porque en un mundo cada vez más industrializado es importante conocer lo que comemos, diferenciando de los alimentos naturales de los que no lo son. Para ello, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), afiliada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), da una serie de consejos para diferenciar los alimentos ultraprocesados, procesados y naturales.

Los alimentos naturales

Los alimentos naturales son aquellos de origen vegetal o animal que cumplen la única condición requerida para no ser considerados procesados: no deben tener substancias añadidas como sal, azúcar, edulcorantes, grasas o aditivos.

En este grupo se incluyen las frutas y verduras frescas, las legumbres, las semillas, los pescados, los mariscos, las carnes de bovino o aves de corral y los huevos, entre muchos otros.

Este tipo de alimentos naturales los podemos identificar porque son perecederos a corto plazo, es decir, comienzan a alterarse después de unos pocos días. Además, algunos de ellos n necesitan algún proceso de cocinado en nuestra casa para poder consumirse.

Dentro de esta categoría la OPS también incluye alimentos que hayan sido mínimamente procesados. Se trata de los que han sido alterados para mejorar su conservación, pero sin que se les haya agregado ninguna sustancia externa o sin que hayan cambiado su naturaleza.

Es decir, todos aquellos alimentos naturales que hayan sido lavados, limpiados, congelados, pasteurizados, pelados o deshuesados, entre otros. En esta lista se incluyen los productos lácteos o todos los vegetales que hayan sido envasados.

Estos procesos "mínimos" se utilizan no sólo para aumentar la duración de los alimentos, sino también para ayudar en su preparación culinaria, mejorar su calidad nutricional, hacerlos más fáciles de digerir o para que puedan ser almacenados más fácilmente.

Los alimentos procesados

La Organización Panamericana de la Salud incluye en su lista de alimentos procesados todos aquellos que hayan sufrido algún cambio en su naturaleza original para hacerlos más agradables o prolongar su duración. Estos cambios incluyen el añadido de aditivos, grasas, sal, aceite, azúcar y cualquier otra sustancia.

Al haber sido procesados, estos alimentos que en su origen tenían una alta calidad nutritiva ahora pueden presentar un desequilibrio nutricional y se identifican porque se encuentran en los supermercados y tiendas como opciones diferentes al alimento original.

En esta lista encontramos todas las verduras y legumbres que hayan sido enlatadas y conservadas en salmuera, el pescado conservado en aceite o ahumado, las frutas en almíbar, el jamón o cualquier otro tipo de carne procesada. El queso también es un alimento procesado ya que durante su elaboración se añade sal.

Los alimentos ultraprocesados

Los alimentos ultraprocesados son productos elaborados principalmente con sustancias refinadas y que contienen poco o ningún alimento reconocible. La mayoría de estos alimentos son resultado de una tecnología sofisticada que incluye procesos como la hidrogenación, hidrólisis, extrusión o moldeado.

Los ingredientes utilizados en los alimentos ultraprocesados son generalmente aditivos que incluyen conservantes, estabilizantes, aglutinantes, edulcorantes, resaltadores sensoriales o aumentadores de volumen (aire o agua).

Todos estos procesos tienen como objetivo crear productos comestibles y altamente apetecibles. Entre ellos se encuentran los embutidos, los refrescos azucarados, la bollería industrial, los cereales para el desayuno, los fideos instantáneos, margarinas, las sopas enlatadas, helados, leches para niños, productos para bebés, etcétera.

Una forma sencilla de diferenciarlos de los demás es que los alimentos ultraprocesados duran mucho tiempo, están listos para consumir en cualquier momento sin necesidad alguna de preparación y tienen una alta disponibilidad en el mercado.