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Polémica

Presente en biberones, latas y tickets: ¿es realmente peligroso el bisfenol A?

Algunas investigaciones lo vinculan a alteraciones hormonales que pueden desembocar en infertilidad, diabetes y malformaciones urogenitales

El bisfenol A está presente en los tickets. Shutterstock

Se encuentra en envases alimentarios, materias textiles e incluso tickets de compra. Es el bisfenol A (BPA), un compuesto orgánico al que algunas investigaciones científicas consideran un responsable de malformaciones genitourinarias, infertilidad, obesidad y cáncer en órganos dependientes de las hormonas, como el de mama. No obstante, otros expertos consideran que su presencia se encuentra autorizada y controlada y que, hasta el momento, no se han realizado estudios de amplio rango que permitan considerarlo una amenaza real a la salud.

La consideración general es que el bisfenol A es un disruptor endocrino que, en dosis altas, puede traer consigo alteraciones hormonales asociadas a casos de infertilidad, obesidad, diabetes, trastornos del aprendizaje en niños y malformaciones urogenitales. Sus efectos estrogénicos lo han vinculado a tipos de cáncer vinculados con alteraciones hormonales, como el de mama, aunque la opinión de los expertos es que, en términos generales, se necesitan más causas y asociaciones de hechos para que un tumor de este tipo se desarrolle.

Se trata de un disruptor endocrino que, en dosis altas, puede provocar alteraciones hormonales causantes de infertilidad, obesidad y diabetes

Recientemente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha confirmado la inscripción del bisfenol A como "sustancia extremadamente preocupante" debido a sus "propiedades tóxicas" para la reproducción humana. La propia Comisión Europea adoptó en julio del año 2016 diversas restricciones sobre el BPA, centradas fundamentalmente en su presencia en los tickets de compra expedidos por muchoscomercios.

¿Donde está presente el bisfenol A?

Biberones de plástico, latas de conserva

Tickets de compra y gran parte del papel térmico

CDs, DVDs, carcasas de ordenadores

Recipientes de productos químicos

Dichas restricciones exigen la retirada del papel térmico de estos recibos que posean una concentración igual o superior a 0,02% de BPA sobre el peso total hasta el próximo año, con el propósito final de que se elimine en su totalidad este componente del papel de estos resguardos entregados en las tiendas. Ya son varias las empresas que a nivel europeo han anunciado que van a dejar de utilizar este compuesto en sus tickets de compra y diversos expertos aconsejan no guardarlos ni almacenarlos.

En este aspecto donde se acumulan las mayores preocupaciones. En un estudio de 2015, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria estimó que el cálculo de la "exposición agregada a BPA" a través de la dieta y de otras fuentes -polvo, juguetes, cosméticos, papel térmico- para los "grupos de población más expuestos", como bebés, niños y adolescentes, "es inferior a la dosis diaria tolerable temporal", por lo que "la preocupación para la salud es baja".

El bisfenol A recubre el interior de latas de comida. Shutterstock

No obstante, también se indicó que hay una "considerable incertidumbre" en la estimación de la exposición a través de fuentes diferentes a la dieta, haciendo referencia indirecta a los tickets de compra. De ahí llega también el mensaje de alerta que lanza Nicolás Olea, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y uno de los expertos mundiales de referencia en la investigación del bisfenol A.

"Todo el papel que no procede de cartucho, ni de tinta ni de tóner está impregnado de bisfenol A que se polimeriza a través de una cabeza térmica. El resto es un polvo blanco que acaba en las manos. Se va a prohibir en España a partir de 2020, pero va a ser sustituido por el bisfenol S", subraya Olea, cuyas investigaciones han demostrado que el bisfenol A ha llegado hasta el papel reciclado que se emplea en restaurantes. "Es el papel térmico de los recibos y los tickets que no se ha segregado durante el reciclado", indica.

"Desde el punto de vista de la toxicología clínica, el bisfenol A no ha dado hasta ahora ningún problema. La gran mayoría de sustancias químicas que usamos en nuestro día a día, tanto en los alimentos como los que llegan a través de otros medios están totalmente controladas", explica Anna Ferrer, presidenta de la Fundación Española de la Toxicología Clínica (FETOC), que alude a que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha catalogado a este producto químico como seguro en diversos estudios e informes.

Su presencia en los tickets de compra es una de las principales fuentes de polémica y diversos expertos aconsejan no guardar ni almacenar estos recibos

El bisfenol A ha estado presente en envases como los biberones de plástico y también en los revestimientos de las latas de conserva. En 2011, la UE ordenó su retirada de los biberones y es previsible que poco a poco se vaya retirando de otros recipientes y materiales en los que se pueda encontrar, aunque de momento estas restricciones se están aplicando, principalmente, en envases alimentarios destinados a niños menores de tres años.

La polémica estriba en la consideración de qué se consideran dosis bajas. "Un baremo bajo de bisfenol A nunca es garantía de que no sea perjudicial. Lo que el TJUE le ha dicho a la industria es que el BFA es un reprotóxico y que, al igual que sucede con los carcinogénicos y mutagénicos, las dosis bajas no son seguras. Por eso el mensaje que se está lanzando desde la UE es el la prevención y la preservación a la exposición a los colectivos de riesgo, como niños y mujeres embarazadas, además de los propios embriones", concluye Olea.

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