Al menos uno de cada tres niños menores de 5 años que hay en el mundo sufre de desnutrición o de sobrepeso, según un nuevo informe de Unicef que hace sonar la señal de alarma por las pobres dietas que reciben los más pequeños.

La agencia de la ONU para la infancia advierte que millones de niños están comiendo muy poco de los alimentos que necesitan y demasiado de aquellos que no les hacen falta.

El resultado, según Unicef, es que muchos de ellos están en riesgo de un mal desarrollo cerebral, problemas de aprendizaje, de inmunización y de sufrir más infecciones y enfermedades.

"Millones de niños sobreviven con dietas poco saludables porque no tienen otra opción mejor", explica en un comunicado la directora ejecutiva de la agencia, Henrietta Fore.

Según Unicef, es necesario cambiar la forma en la que se piensa y se responde a la malnutrición: "no se trata únicamente de que los niños coman suficiente, se trata sobre todo de darles la comida adecuada".

El informe describe una triple vertiente de la malnutrición: niños desnutridos, hambre invisible causada por la falta de nutrientes esenciales y sobrepeso.

Según los datos de Unicef, 149 millones de niños de menos de 5 años en todo el mundo son demasiado bajos para su edad como consecuencia de una mala alimentación, mientras que 50 millones son demasiado delgados.

En contra de la percepción habitual, esos niños demasiado delgados, un problema que en sus formas más severas puede ser letal, se concentran en Asia y no en países con situaciones de emergencia como las que se dan en varios africanos.

Además, 340 millones -uno de cada dos niños en esa edad- sufren deficiencias en vitaminas y nutrientes esenciales como la vitamina A o el hierro.

Mientras, 40 millones sufren de sobrepeso u obesidad, un problema que se ha disparado en los últimos años.

Los problemas, según describe el informe, comienzan desde los primeros meses de vida, pues únicamente dos de cada cinco bebés menores de seis meses se alimentan exclusivamente de leche materna, tal y como recomiendan los especialistas.

El uso de formula infantil ha aumentado de forma muy importante en los últimos años, con un crecimiento de un 41 % a escala global entre 2008 y 2013 y disparándose un 72 % en países de renta media-alta, como Brasil, China o Turquía.

En la etapa siguiente, de los 6 meses a los dos años, un 44 % de los niños no reciben frutas o verduras y un 59 % no comen huevos, lácteos, pescado o carne, denuncia Unicef.

En el caso de los niños en edad escolar, el informe advierte sobre el abuso de los alimentos ultraprocesados, de los refrescos y de la comida rápida.

Como ejemplo, señala que el 42 % de los adolescentes que van a la escuela en países de ingresos bajos y medios consumen bebidas carbonatadas llenas de azúcar al menos una vez al día.

Unicef apunta como responsables a la publicidad inapropiada y a la facilidad con la que se accede a esos productos, no solo en las ciudades, sino también en zonas remotas.

Además, las familias con menos recursos tienden a alimentar a sus niños con comida de menor calidad, cuyo coste cada vez es más bajo, en contraste con el aumento de los precios de productos saludables.

Como ejemplo, en un país muy desarrollado, como el Reino Unido, la tasa de sobrepeso se duplica en las zonas más pobres con respecto a las más ricas.

Para combatir la mala nutrición infantil en el mundo, Unicef recomienda trabajar en la educación alimentaria, utilizar medidas como los impuestos al azúcar, incentivar a los productores para que ofrezcan más comidas sanas o mejorar los etiquetados, entre otras acciones.

"Estamos perdiendo terreno en la lucha por unas dietas saludables", advirtió Fore, que subrayó que gobiernos, el sector privado y la sociedad civil deben unirse para lograr resultados.