España ha realizado 274 trasplantes durante la crisis sanitaria causada por la COVID-19 pese a las enormes dificultades que supuso el pico de la pandemia, lo que supone una media de 4 trasplantes al día.

Desde el 13 de marzo hasta el 19 de mayo se han efectuado 148 trasplantes renales, 77 hepáticos, 34 cardíacos, 11 pulmonares, tres de páncreas-riñón y uno de hígado-riñón; de ellos, 25 han sido infantiles y 30 de los pacientes se encontraban en urgencia cero, según los datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), adelantados esta mañana por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la Comisión de Sanidad del Congreso.

Durante su comparecencia, Illa ha anunciado que la ONT y las comunidades autónomas trabajan ya en un plan específico poscoronavirus con el objetivo de recuperar la actividad de trasplantes previa a la emergencia sanitaria en las mejores condiciones de seguridad para los pacientes y los profesionales.

El ministro ha señalado que en los momentos más críticos de la crisis sanitaria se ha priorizado a los pacientes en urgencia cero y también a aquellos difíciles de trasplantar por sus condiciones inmunológicas o de otro tipo en caso de aparecer un donante idóneo.

Ha destacado asimismo que, aunque el número de trasplantes se ha reducido durante la crisis sanitaria en comparación con la actividad en periodo normal, cada uno de los realizados se ha hecho en condiciones de "extraordinaria complejidad" y ha reconocido el trabajo de os profesionales que lo han hecho posible y la generosidad de los donantes.

En las últimas cuatro semanas, la actividad de donación y trasplante se está recuperando y se ha realizado el primer trasplante renal de donante vivo de la crisis sanitaria, lo que es un buen termómetro para medir la situación de los hospitales, por lo que, de confirmarse esta tendencia, indicaría una mejora en el nivel de saturación asistencial, indica Sanidad.

España ha recibido 39 donaciones de progenitores hematopoyéticos (médula ósea y sangre periférica) procedentes de otros países y ha enviado nueve en este mismo periodo.

Hasta el pasado 12 de marzo la actividad se mantenía en niveles muy elevados, con una media de 7,2 donantes y 16,1 trasplantes diarios, cifras incluso superiores a las del año pasado; desde el 13 de marzo hasta el 19 de mayo se han realizado 274 trasplantes a partir de 127 donantes, lo que corresponde a una media de 1,9 donantes y 4 trasplantes por día.

Sanidad explica que el descenso de la actividad se ha debido a la sobrecarga del sistema sanitario y de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de pacientes COVID-19, ya que recuerda que la donación de personas fallecidas ocurre en las UCI y allí deben estar ingresados los pacientes tras el trasplante.

El segundo motivo está relacionado con la seguridad, ya que los pacientes trasplantados reciben terapia inmunosupresora para evitar el rechazo del órgano trasplantado, lo que les convierte en vulnerables a las infecciones en general y a la infección COVID-19, en particular.

En los momentos más críticos de la crisis sanitaria, se ha priorizado a los pacientes en urgencia cero o en situación clínica muy grave, para los que el trasplante no puede esperar, así como a pacientes difíciles de trasplantar por sus características inmunológicas o de tamaño (caso de aparecer un donante idóneo durante la crisis), como el realizado a 25 niños en lista de espera y a 30 pacientes en urgencia cero.

Transmisión del virus

Durante este periodo de tiempo, también se han podido trasplantar cinco pacientes renales hiperinmunizados, gracias al programa PATHI e incluso se ha realizado el primer trasplante renal de donante vivo, programa que había permanecido inactivo durante la crisis, puesto que son intervenciones programadas que, en general, pueden postergarse.

Hasta la fecha se desconoce el potencial de transmisión del virus mediante el trasplante, por lo que se descarta la donación en el caso de personas con es enfermedad o con síntomas compatibles con la infección y en personas que han superado la infección COVID-19, para la donación se exige un mínimo de 21 días desde la resolución de los síntomas y la finalización del tratamiento, con dos controles microbiológicos negativos separados por un mínimo de 24 horas.

Del mismo modo, en los candidatos a trasplante, se descarta la infección por el nuevo coronavirus inmediatamente antes de la intervención.

Dada la restricción para la movilidad de los equipos sanitarios entre centros, se ha promovido la extracción de órganos por parte de equipos locales, evitando el desplazamiento de profesionales desde otros centros o comunidades autónomas.