La presidenta de la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático y neuropsiquiatra, Rafaela Santos, advierte de que la segunda ola de la pandemia coronavirus está provocando más problemas psicológicos que la primera y eso se debe a que "la gente ha perdido la confianza, y esa desesperanza genera estrés y depresión".

En una entrevista con Efe, Santos, que también preside el Instituto Español de Resiliencia (IER), se muestra preocupada por "lo que pueda venir" que, en su opinión, "será peor" si no se ponen recursos destinados a la prevención del estrés, y pide a los políticos que encuentren un equilibrio entre la "prudencia y el miedo" porque "los mensajes negativos hacen mucho daño".

Esta experta en salud mental explica que cuando se pone fecha al final de un confinamiento, el cerebro "ve la luz al final del túnel" pero cuando se plantea un nuevo cierre, "el mensaje de miedo provoca estrés" por lo que entiende que esas "pildoritas" que manejan los políticos tienen que ser "coherentes" para no provocar más incertidumbre.

Para esta neuropisquiatra, los más vulnerables al estrés (que en España con la pandemia afecta ya a una de cada tres personas) son las personas que han roto su estructura económica, que han perdido su trabajo y carecen de recursos básicos para sobrevivir.

"Si el nivel económico baja mucho, y eso es una realidad, influirá en el estrés, en la ansiedad y en la depresión", avisa. También preocupa el nivel de estrés de los sanitarios sometidos a una gran presión desde el inicio de la pandemia.

Por edades, la población mayor, que físicamente es la más vulnerable, no lo es mentalmente ya que tiene "una ventana de la tolerancia a las adversidades" más amplia que los jóvenes.

Los jóvenes, los más frágiles

Por eso, son los jóvenes con edades entre los 24 y 34 años los más frágiles ante una situación de estrés ya que su nivel de tolerancia a las adversidades es muy bajo.

También los niños son vulnerables (uno de cada cuatro padece estrés) pero aquí la responsabilidad recae más en padres, profesores y tutores, ya que los menores son un "espejo" de sus actitudes, precisa.

Santos se refiere al "agotamiento pandémico" del que habla la Organización Mundial de la Salud y que no es más que "la incertidumbre de no saber adónde vamos".

También alerta de que podría darse una "oleada de suicidios, que es un añadido de la ansiedad". Y en este sentido, advierte de que las cifras de suicidios se han disparado y superan ya la mortandad por accidentes de tráfico.

Santos considera que para salir de la pandemia hay que contar con sanitarios y con empresarios, y se pregunta "por qué no ha habido un verdadero comité de expertos".

A juicio de Santos, se han sacado "muchas directivas y protocolos contradictorios" y los médicos han tenido que ir experimentando. Para esta experta en salud mental, las directivas para frenar la Covid deberían tener en cuenta también a médicos, especialistas en salud y empresarios, "no pueden ser sólo directivas políticas".

No obstante y pese a un escenario incierto, esta neurosiquiatra se muestra optimista y mantiene su confianza en la "resiliencia, es decir, en saber gestionar a lo que nos enfrentamos" y para ello plantea programas en empresas, colegios, profesorado y a nivel individual para poder adquirir esa capacidad.

Santos relata que hace 20 años en Munich se comenzó a medir en ratones de laboratorio el nivel de estrés y su capacidad de resiliencia. Cuenta que un ratón lanzado a un bidón de agua repentinamente llegaba a dar hasta 50 vueltas buscando la salida hasta quedar abatido.

A otro ratón se le hizo lo mismo pero en el último momento se le ofreció una ramita para trepar y salir. Tres días más tarde, ese mismo roedor fue sometido a la misma prueba pero su cerebro ya no se estresó igual porque esperaba la ramita para trepar que no llegó hasta que dio, no 50 sino 500 vueltas.

Es decir, según explica la neuropsiquiatra, "su cerebro se hizo fuerte y multiplicó por diez su capacidad de resistencia". "De eso hace 20 años pero esa es la prevención y la resiliencia que se puede aplicar a la salud mental".

Santos considera que la resiliencia es un potencial "que todos tenemos dentro pero que hay que entrenar" y asegura que "un euro destinado a prevención es igual a cien euros en tratamiento y mil en rehabilitación".