Si las primeras vacunas que lleguen a España requieren una cadena de ultracongelado (-70ºC), como es el caso de la de BioNtech/Pfizer, la selección de grupos prioritarios para vacunarse puede verse afectada, según expertas del Grupo Colaborativo Multidisciplinar de Seguimiento Científico de la COVID-19 (GCMSC).

Silvia de Sanjosé y Adelaida Sarukhan, científicas del GCMSC, una iniciativa promovida por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), con la colaboración de la Asociación Catalana de Entidades de Investigación (ACER), han hecho una propuesta para seleccionar a quién se tiene que vacunar primero cuando lleguen las vacunas anticovid.

Tras advertir que el número de dosis disponibles en los primeros meses será limitado, las científicas han publicado un informe a través de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, sobre cómo ha de hacerse la vacunación y señalan que los primeros tienen que ser el personal sanitario, de primeros auxilios y las personas de más de 80 años y ancianos institucionalizados.

Así, estiman que los grupos prioritarios de vacunación por orden han de ser:

1.-El personal sanitario en contacto con pacientes, incluidos aquellos en hogares de ancianos y personal de primeros auxilios.

2.-Personas de 80 años o más y ancianos institucionalizados.

3.-Personas de más de 65 años.

4.-Personas con comorbilidades -diabetes tipo 2, cardiopatía coronaria, EPOC, enfermedad renal crónica, obesidad, quimioterapia, inmunosupresión.

5.-El quinto grupo sería las personas institucionalizadas y en riesgo de exclusión social -prisiones, centros de refugiados.

6.-El sexto el personal esencial en transporte, educación o alimentación.

7.-El séptimo los mayores de 55 años.

8.-El octavo el resto de población.

La propuesta detalla que el personal sanitario en contacto directo con pacientes se estima en 513.777 personas en España, el personal médico (149.342 personas) y enfermero (186.000), otros profesionales sanitarios (331.000) y el personal de emergencias (19.000), mientras que recuerda que los mayores de 80 años son aproximadamente 2,8 millones, y los mayores de 64 años con diabetes (2,1 millones).

La propuesta del GCMSC sugiere que "las personas con evidencia de infección previa por SARS-CoV-2 (PCR, test de antígenos o serología) no tienen que ser consideradas como prioritarias en el acceso a las vacunas".

Pese a esta priorización, las científicas advierten que la logística de las vacunas que necesitan de ultracongelación en su transporte y almacenamiento pueden condicionar que pueda llevarse a cabo la vacunación de acuerdo al orden establecido. "Las vacunas van del avión a un almacén central, desde donde se distribuyen a almacenes descentralizados en comunidades autónomas con camiones ultracongelados. Luego hay que llevarlas a los centros de vacunación, pero en España no hay ultracongeladores disponibles fuera de hospitales y universidades", advierten los investigadores.

Para mantener la temperatura, Pfizer facilita una caja que acomoda 200 viales (5 dosis por vial) y una vez se abre la caja, las mil dosis tienen que administrarse en 5 horas. "Esta vacuna será por lo tanto más difícil de administrar en el sistema de atención primaria y por supuesto muy difícil de administrar en atención domiciliaria a los mayores de 80 años que no viven en residencias", avisa el GCMSC.

Sanjosé y Sarukhan recomiendan variar los criterios de priorización según se vaya conociendo el grado y duración de la protección de las diferentes vacunas disponibles en grupos de riesgo específicos. "Por ejemplo, en caso de que se aprobara una vacuna capaz de reducir la transmisión viral, aún si es menos eficaz en proteger contra la enfermedad, podría usarse prioritariamente para inmunizar a la población joven", señalan.

Las dos expertas también advierten de la necesidad de preparar "un plan de comunicación para hacer frente a la reticencia o rechazo a la vacunación". "La velocidad a la que se han desarrollado las vacunas, así como las nuevas tecnologías que utilizan, pueden suscitar inquietud en la población. Por ello es fundamental comunicar de manera clara los riesgos y beneficios de las diferentes vacunas que se vayan introduciendo, así como los criterios de priorización", explican.

También ven necesario un plan de seguimiento (que incluya un registro nacional) para monitorear la cobertura, efectividad (grado y duración de la protección) y seguridad de las vacunas, y "mecanismos de farmacovigilancia que garanticen una reacción rápida en caso de algún efecto secundario grave, incluido un programa de indemnizaciones gubernamentales".

El pasado 24 de noviembre, el Gobierno español presentó las líneas maestras de su Estrategia de Vacunación COVID-19, en la que detalla los objetivos y la gobernanza de la estrategia y resume las principales vacunas candidatas que podrían llegar a España, que son las de las farmacéuticas con las que UE ha cerrado contratos.

Las expertas subrayan que cuando comience la vacunación se tendrá que hacer "hincapié explícito" en la necesidad de insistir en el uso de mascarilla y distancia social hasta que un porcentaje suficientemente amplio de la población esté vacunado y los indicadores epidemiológicos muestren una disminución de la transmisión del virus.