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¿Verdad o mentira? Mitos y realidades de la alimentación saludable y la pérdida de peso

“Natural es mejor”, “lo ‘eco’ es sano”, “hay que hacer cinco comidas al día” o “el desayuno debe contener leche, cereales y fruta” son tan solo algunos de los mantras que durante un tiempo vienen adueñándose de los discursos sobre educación nutricional que recibimos

Miguel Ángel Lurueña posa con una col morada. / JORDI COTRINA

Vivimos rodeados de mitos y desinformación. Las redes sociales e internet han abierto un abanico infinito de posibilidades que nos permiten recibir impulsos constantemente sin ser realmente conscientes de si lo que consumimos es verídico, tiene fundamento o es un mero engaño del márketing. Aunque esta situación afecta a muchos aspectos cotidianos, la comida y la salud son dos de los más cruciales y a su vez contaminados. 

“Natural es mejor”, “lo ‘eco’ es sano”, “hay que hacer cinco comidas al día” o “el desayuno debe contener leche, cereales y fruta” son tan solo algunos de los mantras que durante un tiempo vienen adueñándose de los discursos sobre educación nutricional que recibimos. ¿Pero son realmente ciertas estas afirmaciones? Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor del blog Gominolas de Petróleo desmonta, por partes, decenas de mitos en su libro ‘Que no te líen con la comida’ (Ed. Destino).

“Vivimos rodeados de desinformación en lo respecta a la alimentación”, dice tajante Lurueña. “La información que recibimos a diario viene muchas veces adulterada por parte de las empresas o medios de comunicación que exageran cosas para dar titulares más llamativos. Convivimos con mentiras como por ejemplo que ‘el consumo moderado de cerveza o vino es bueno’ porque las redes sociales son un caos tremendo en las que cada uno pone lo que le parece y muchas veces de forma interesada”, añade. 

"Hay que comer de todo"

Hay afirmaciones que están tan integradas en el imaginario social que el simple hecho de cuestionarlas ni siquiera es una posibilidad. Ocurre por ejemplo con dichos como que “hay que comer de todo”. “Antes se decía mucho, pero hace 50 años no teníamos la oferta de productos que tenemos ahora. Si comer de todo significa comer galletas, ‘donuts’, brócoli y patatas, no está bien. Hay que comer de todo, pero dentro del rango de alimentos saludables”, afirma Lurueña. Como este, existen otras decenas de lemas que han calado tan hondo en la cultura de la nutrición que suelen ser difíciles de desmentir dada la ingente cantidad de anuncios, dichos, y estrategias que los apoyan. 

Probemos con las grasas. Demonizadas durante cerca de un decalustro, por fin empiezan a recuperar de nuevo su reputación original. “Las grasas no es que sean buenas o malas, es que son necesarias. Debemos comerlas para que el cuerpo funcione correctamente. Pero no todas son iguales, y tampoco podemos pasarnos el día comiendo grasa”, explica Lurueña. Con las grasas el problema son los categóricos. 

'Natural', 'eco', 'light'

Algunas palabras, antes en desuso en el ámbito alimentario, han llegado con tanta fuerza que parece que han invadido los envoltorios. ‘Natural’, ‘eco’ o ‘light’ son tan solo algunos ejemplos. Que lleven esas etiquetas, no significa nada, es más, verlas en un paquete de comida debería hacernos darle la vuelta instintivamente y leer los ingredientes. “Aunque algunas opciones light son buenas, hay que ir con cuidado. Por mucho que una palmera de chocolate sea light, sigue teniendo muchas cosas que no convienen”, explica Lurueña. “¿Qué significa que un plátano lleve una etiqueta de ‘ecológico’? ¿Y que unas galletas estén ‘enriquecidas con vitaminas’? debemos aprender a entender lo que comemos”, asegura Lurueña. 

En los alimentos más que etiquetas y clasificaciones debería haber categorías. “Podríamos decir que hay alimentos sanos y alimentos insanos. Decir que no es otro de los grandes mitos de la sociedad”, dice Lurueña. “Antes se decía que todos eran buenos pero en función de la frecuencia de consumo. Pero eso es solo interés por vender. Una manzana es buena la mires por donde la mires, pero una Coca-Cola es mala la mires por donde la mires”, explica. 

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