Dolores agudos de útero y ovarios, menstruaciones prolongadas, sangrado abundante… Son múltiples los síntomas y patologías que comprometen el bienestar y salud de las mujeres. No obstante, numerosos son también los tratamientos médicos existentes capaces de mejorar su calidad de vida, en el caso de que estos tratamientos no sean capaces de controlar los síntomas que presente la paciente, contamos con la alternativa de la histerectomía.

Se trata de una intervención quirúrgica que permite extirpar el útero —conocido coloquialmente como matriz—, el órgano pélvico encargado de alojar al feto durante el proceso de gestación. Es, además, la segunda operación ginecológica más frecuente, solo superada por la cesárea. Pero, ¿qué conocemos de esta operación y cómo puede mejorar la calidad de vida de las mujeres?

La histerectomía, como muchos otros tratamientos clínicos, se cataloga en función del nivel de extirpación. Así, se puede hablar de histerectomía total cuando se extrae la totalidad del útero o de histerectomía subtotal cuando la paciente conserva el cérvix o cuello de útero.

¿Por qué se realizan las histerectomías?

Aliviar síntomas como el dolor agudo y persistente en la zona uterina, prevenir el sangrado abundante o, incluso, ambas circunstancias, son algunos de los objetivos que persigue la histerectomía. No obstante, su carácter preventivo abarca un espectro mucho más amplio, pues estos indicios pueden responder a patologías que abarcan desde la endometriosis hasta procesos precursores de cáncer.

Además, no se debe perder de vista la edad, pues es un factor determinante. “En la edad reproductiva las causas más frecuentes de histerectomía son los miomas o el sangrado uterino anormal. Tras la menopausia, lo más frecuente es someter a las pacientes a una histerectomía por un prolapso uterino o patología premaligna o maligna”, explica Carolina Lucas, ginecóloga del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud València.

Así, las patologías en las que se recomienda realizar una histerectomía son:

  • Miomas uterinos. Se forman por un crecimiento del tejido del útero. Pese a tratarse de tumoraciones benignas, pueden implicar grandes sangrados que mermen la calidad de vida de las mujeres, así como dificultar los embarazos
  • Endometriosis. Responde al crecimiento extrauterino del endometrio, el tejido del interior del útero
  • Prolapso uterino. Los tejidos de soporte y ligamentos se debilitan generando un descenso del útero, que decae hacia la vagina produciendo pesadez y abultamiento
  • Sangrado anormal. Algunas mujeres, como describe la doctora Lucas, pueden experimentar sangrados abundantes o entre períodos que deriven en anemia
  • Cáncer o procesos precursores de cáncer
  • Dolor pélvico crónico. Esta patología es altamente incapacitante

Histerectomía como solución

La histerectomía es una intervención quirúrgica que permite poner fin a múltiples patologías que afectan a los órganos reproductores femeninos y, con ello, mejorar la calidad de vida y salud de miles de mujeres.

De hecho, “los estudios demuestran que las mujeres pueden vivir una vida feliz y plena después de una histerectomía. Se sienten mejor porque ya no tienen los síntomas que les molestaban antes”, afirma Lucas.

Al tratarse una cirugía mayor requiere de anestesia para poder realizarse, pudiéndose emplear anestesia general (vía abdominal) o anestesia locorregional (vía vaginal) en la que las pacientes, pese a estar conscientes, no sienten dolor pélvico.

La histerectomía puede realizarse vía abdominal o vía vaginal en función del útero y la patología. ED

Extirpación de útero, paso a paso

“El método más apropiado para extirpar el útero depende de varios factores que deben ser valorados por personal ginecológico y pacientes”, matiza Carolina Lucas. Estos son el tamaño del útero, su movilidad, la existencia de cirugías y enfermedades previas, el peso corporal o las condiciones anatómicas individuales, entre otras. 

Por ello, la experiencia del profesional resulta fundamental. En los centros hospitalarios de Quirónsalud cuentan con unidades especializadas que ofrecen un amplio abanico de tratamientos que se adaptan a las condiciones y necesidades de cada paciente. Así, en sus centros se realizan diversos tipos de abordaje de esta cirugía:

Vía abdominal

  • Histerectomía abdominal vía laparotómica. En este tipo de intervención se realiza una incisión en el abdomen. La más común, como describe la ginecóloga del Hospital Quirónsalud València, es la de Pfannenstiel, que suele emplearse también en las cesáreas.

El corte se efectúa tres centímetros por encima del pubis en sentido horizontal y la longitud del mismo dependerá del tamaño uterino. No obstante, existen excepciones en las que es necesario abrir el abdomen en sentido longitudinal, normalmente en casos en los que la paciente tenga un útero de gran tamaño, múltiples cirugías previas en ese área o cánceres ginecológicos. Su periodo de recuperación suele ser de cuatro a seis semanas.

  • Histerectomía abdominal vía laparoscópica. En esta cirugía se realiza una incisión de tan solo un centímetro en el ombligo. A través de esta, se introduce una cámara y gas para distender el abdomen. Según relata la doctora Lucas, después se practican entre dos y tres incisiones de 0,5 y 1 cm mediante las que se insertan las pinzas, tijeras y demás instrumental quirúrgico. Así, el útero se extrae a través de la vagina o de las mismas incisiones abdominales. Su periodo de recuperación suele ser de dos a cuatro semanas.

Vía vaginal

  • Histerectomía vaginal. Se realizan incisiones y se retira el útero a través de la vagina. Esta técnica se emplea en casos de prolapsos uterinos y, en ocasiones, puede ser asistida por laparoscopia. Su periodo de recuperación suele ser de tres a cuatro semanas.

¿Es necesario extirpar los ovarios?

La extirpación de ovarios no suele practicarse en las histerectomías de forma rutinaria, aunque esta decisión está sujeta a valoración. Así, deben considerarse aspectos como el riesgo familiar de padecer cáncer de ovario de cada paciente, apunta Carolina Lucas, del Hospital Quirónsalud València.

Y es que, esta extirpación en los casos de patología benigna podría tener consecuencias negativas para las mujeres como sofocos, aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares u osteoporosis.

En el supuesto de las patologías malignas, “quitar los ovarios dependerá del tipo de cáncer, su extensión y la edad de la mujer”, explica la ginecóloga.

Además, aunque tras realizarse una histerectomía las mujeres no podrán quedarse embarazadas, si no se han extirpado los ovarios durante la intervención sí podrían donar sus ovocitos de forma anónima.

En el Hospital Quirónsalud València cuentan con un servicio de Ginecología y Obstetricia. ED

Trompas de falopio: ¿sí o no?

La extirpación de las trompas de falopio, por el contrario, sí suele realizarse de forma rutinaria y conjunta con la histerectomía. Y es que, estas dos estructuras tubulares que permiten la fecundación perderían su utilidad.

“Extirpar las trompas en el momento de la histerectomía disminuye el riesgo de padecer cáncer de ovario y no tiene repercusiones en la salud de las pacientes, a lo que se añade que no prolonga excesivamente el tiempo de la cirugía ni la recuperación posterior”, detalla Lucas.

Seguimiento y control ginecológico tras la operación

Realizar citologías como el cribado del cáncer de cérvix o acudir a revisiones ginecológicas con periodicidad es recomendable, como matiza la ginecóloga del Hospital Quirónsalud València, quien especifica que “en el caso de que la cirugía se realice por patología maligna, requiere un control exhaustivo desde el punto de vista ginecológico, oncológico, radiológico o cirugía general”.

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