Cuando un niño empieza a tener miedo a nuevos retos, temor a asumir responsabilidades y tiene dependencia de otras personas que considera superiores, probablemente se trate de un caso de baja autoestima -o que no se quiere-, tal y como explica la pedagoga Ana Roa en una entrevista con Efe.

Esta experta, que acaba de publicar su nuevo libro "El Yo infantil y sus circunstancias", añade que otras características de estos pequeños son: miedo a relacionarse porque piensan que no serán aceptados, no tener iniciativas, poca tolerancia a la frustración, se ponen a la defensiva fácilmente y se dejan influir por otros.

Si un niño llega a la etapa adulta con la autoestima "dañada", puede tener problemas que van "desde la falta de ambición de metas, sueños e ilusiones hasta un estilo de vida poco saludable, pasando por una actitud negativa y un miedo al fracaso en las relaciones sociales derivando en fobias".

Por ello, Roa subraya que es necesaria una buena construcción de la autoestima desde los primeros años de vida, ya que "conforma la personalidad, la sustenta y le otorga un sentido" y es el "sistema fundamental por el cual se ordenan las experiencias".

"La autoestima no es innata, se construye y define a lo largo del desarrollo por la influencia de las personas significativas del medio familiar, escolar y social, y como consecuencia de las experiencias de éxito y fracaso", manifiesta la pedagoga.

Defiende que la comunicación familiar está íntimamente relacionada con la autoestima y señala que "la educación también consiste en que los niños sepan comunicar lo que les desagrada sin molestar a nadie".

En este sentido, para que los pequeños se valoren más a sí mismos, recomienda a los padres que escuchen activamente sus experiencias cotidianas y apunta que es necesario que perciban: "Estoy escuchando, me interesa lo que piensas y dices".

Para un buen desarrollo de la autoestima del niño en el núcleo familiar, Roa dice que éste se debe sentir un miembro importante dentro de su familia "por la forma en que se le escucha, se le consulta, se le responsabiliza y se valoran sus opiniones".

Además, el niño debe percibir una comunicación fluida con sus padres, no sólo porque le escuchan, sino porque comparten con él sus experiencias y sus expectativas; y necesita "estar orgulloso de su familia para sentirse seguro".

La experta indica que a pesar de que ahora hay más información y la educación emocional está presente en las circunstancias que rodean a los niños desde sus primeras etapas, "aún falta camino por recorrer" en el campo de la autoestima infantil.

"Los casos que nos encontramos de bullying (acoso) de baja intensidad como las agresiones verbales o la exclusión social siguen sucediendo en numerosas ocasiones y tienen una relación muy directa con la autoestima", dice Roa.

La consideración positiva de uno mismo se "deteriora" cuando existe aislamiento y no se convive con los demás y, en esta línea, explica que Internet y el teléfono móvil "han contribuido a crear nuevas formas de comunicación más alejadas de la persona, diferentes a las vividas hace unos años".

La pedagoga señala que es "muy importante" que la tecnología no sustituya a las relaciones humanas, porque "si la relación con el mundo es únicamente virtual, el autoconcepto del chico quedará resentido".

Precisamente, Roa explica que los mensajes de texto, las redes sociales y la navegación por internet han dado lugar a una generación de "niños multitarea", que es "insaciable a la hora de consumir información y se aburre con actividades duraderas".

Considera que es un perfil consolidado desde la óptica psicológica y psicopedagógica que "debería contemplarse en las metodologías didácticas".