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El «Síndrome microondas»

El riesgo de coger el móvil en el ascensor

El uso del teléfono en lugares cerrados provoca un aumento de la potencia en la búsqueda de señal, multiplicando la exposición del usuario a las radiaciones

El riesgo de coger el móvil en el ascensor

­Evitar la sobreexposición a las ondas que emiten las nuevas tecnologías es uno de los remedios caseros que la doctora en Biología y experta en Biología del hábitat, Elisabet Silvestre, propone en las páginas de su libro, Vivir sin tóxicos, presentado recientemente ante sus alumnos de Ciencias de la Salud en la Universidad de Alicante.

«Es mejor no coger el móvil en lugares cerrados, trenes, autobuses, ascensores», asegura Silvestre, porque el teléfono debe aumentar su potencia para buscar la señal y nuestra exposición a esas radiaciones se multiplica. El uso del manos libres es más higiénico energéticamente, así como tener apagado el móvil cuando no se use.

El caso es evitar lo más posible estar expuestos a la emisión de ondas. Es una de las causas por las que en Bélgica acaben de prohibir los móviles para los menores de 14 años. «Su sistema biológico no está adaptado para aguantar sus radiaciones 24 horas sobre 24», explica la experta.

Como consecuencia de una exposición reiterada, la salud se deteriora y deriva en enfermedades, por ejemplo, con el conocido como «síndrome microondas», cuando ni siquiera se soportan niveles ínfimos de exposición electromagnética.

La doctora llamó la atención de los profesionales de la medicina para que en sus diagnósticos tengan en cuenta cada vez más que dolores de cabeza, dificultades respiratorias o problemas digestivos pueden estar causados por nuestro entorno más inmediato y su elevada dosis de toxicidad.

El gel de ducha, el champú, las cremas y cosmética en general, deberían adjuntar el certificado de que no contienen productos nocivos que contribuyan a la pérdida de equilibrio de nuestro organismo. También hay que evitar los conservantes y aditivos en los alimentos y los pesticidas en frutas o verduras, e incluso el material de los tupper, la composición de la ropa y de los recipientes en los que cocinamos. Todos son susceptibles de integrar elementos tóxicos que a medio y largo plazo pueden desembocar en mareos, depresiones, eccemas o problemas de esperma, y afectar seriamente a nuestra salud. «El mal llamado progreso y estado del bienestar genera nuevos problemas de salud y patologías a consecuencia de las perturbaciones que origina el medio, y ante lo que todos estamos expuestos», concluye la doctora Silvestre.

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