L a industria de la exhibición cinematográfica no está pasando por su mejor momento. Las nuevas formas de consumir cine, y especialmente series, a través de servicios como Netflix o HBO han provocado que la comodidad del salón haya desplazado a las salas de cine a un segundo plano. Por si esto fuera poco, otras tecnologías como las televisiones 4K o las pantallas de gran formato a precios más bajos han ayudado a esta situación.

Pero lo que la tecnología le ha quitado al cine, podría volver a dárselo. Desde 2004, año récord en el que asistieron casi 144 millones de espectadores a las salas españolas, la afluencia de público a los cines patrios ha ido reduciéndose paulatina e irremisiblemente hasta los 78,69 millones de 2013. Entre las nuevas tecnologías audiovisuales domésticas y, por qué no decirlo, también la piratería, los cines perdieron casi la mitad de los espectadores en tan solo nueve años.

En 2014 empezaron a llegar los proyectores láser a las salas españolas, y 2015 fue el año del lanzamiento de un sistema de sonido que iba a cambiar la forma de ver, o más bien de escuchar, el cine: el sonido Dolby Atmos.

El estreno de la película de animación de Disney Brave supuso un punto de inflexión tecnológico que nos ha llevado hasta el momento actual. El pasado año visitamos los cines 100 millones de espectadores, en un continuado ascenso desde 2013.

Aunque la irrupción de nuevas tecnologías audiovisuales no es la única causa, sí es una de las más destacadas. Y esto no es más que el principio. El pasado mes de diciembre se inauguró en nuesto país, en Barcelona concretamente, una de las salas de cine más modernas del mundo, donde dicen que ver una película es una experiencia única e irrepetible. Pero, ¿es realmente así? Como no podía ser de otra forma, fuimos a comprobarlo...

El cine ha vuelto

Bautizada como Dolby Cinema Cinesa La Maquinista, esta sala barcelonesa es la primera en España en incorporar un doble proyector láser con resolución 4K capaz de reproducir imágenes HDR -alto rango dinámico- con el sistema Dolby Vision.

Este nuevo formato de proyección se combina con el sistema de sonido Atmos, que se compone de 93 cajas acústicas independientes que están repartidas por toda la sala. Pero no solo por las paredes, sino también por el techo. Esto permite que el sonido se desplace -literalmente- dentro de la sala, consiguiendo efectos auditivos realmente sorprendentes.

Si bien es cierto que los laboratorios estadounidenses jugaron con ventaja a la hora de mostrarnos esta nueva tecnología -la película proyectada fue la nueva entrega de Star Wars­-, la experiencia fue realmente única e irrepetible.

El contraste de la imagen, el realismo de los colores, y la experiencia 3D de este sistema nos dejó sin palabras. Nunca habíamos visto -ni escuchado- nada parecido. Y como existía la posibilidad de que el fanatismo de un servidor por la saga galáctica me hubiera provocado cierta imparcialidad a la hora de valorar la proyección, la fui a ver pocos días después a un cine convencional. Y la diferencia es abismal. El cine, gracias a la tecnología, vuelve a ser de cine, y de nuevo merece la pena pagar por ir a disfrutar una buena película.