La tecnología de videovigilancia doméstica ha evolucionado en los últimos tiempos hasta límites insospechados hace apenas unos años. Por muy poco dinero se pueden encontrar hoy en día videocámaras capaces de vigilar el hogar y avisarnos al móvil -sea cual sea- en caso de que se detecten intrusos.

Durante los últimos meses hemos probado y comparado cámaras de videovigilancia de última generación. En todos los casos queríamos que se pudieran controlar desde el móvil -Android y iPhone-, que tuvieran visión infrarroja, y que funcionaran mediante conexión wifi, para facilitar así la instalación. Y hemos encontrado de todo. Bueno y malo.

Lo primero que hay que decir es que hay cámaras en el mercado que cuestan menos de 10€. Y su eficacia es como su precio: muy bajo. Apps que están únicamente en chino, problemas de instalación, conexiones wifi que están más tiempo desconectadas que operativas, imágenes de malísima calidad... Un desastre. Pero también hemos encontrado cámaras excelentes que cumplen de forma sobresaliente su función.

Es importante que una cámara de videovigilancia para el hogar tenga visión infrarroja para poder controlar la vivienda durante 24 horas. Mejor si además tiene detección de movimiento ya que de esta forma nos avisará directamente al móvil si ocurre algo fuera de lo normal.

La conexión es recomendable que sea por wifi para evitar complejas instalaciones por cable. Aunque es imprescindible que nuestra red wifi esté bien protegida, algo que trataremos otro día aquí mismo.

A partir de ahí, hay que analizar cuidadosamente dónde colocar dichas cámaras. Tampoco se trata de convertir el hogar en Fort Knox inundándolo de cámaras, pero sí colocar algunas estratégicamente. En algunos casos nos serán muy útiles incluso cuando estemos en casa.

Y una última cosa: mucho cuidado con grabar la vía pública.