Después de perder a sus padres en un accidente automovilístico, Okko comienza a vivir con su abuela en el campo, donde esta dirige un ryokan de aguas termales, una posada tradicional japonesa. Allí, la joven ve a fantasmas amistosos que la ayudan a acostumbrarse a la vida del ryokan, y se convierte en la aprendiz de su futura propietaria después de su abuela.