Los análisis de los sedimentos, metales y materia orgánica arrastrados por las lluvias torrenciales del 29 de octubre hasta el lago de l’Albufera certifican que el «nivel de toxicidad ha sido muy reducido». La evaluación inicial llevada a cabo por la Dirección General de Medio Natural y Animal de la Conselleria de Medio Ambiente, con hasta sesenta muestras de lodos, trataba de identificar de forma preliminar los posibles restos de sustancias peligrosas que pudieran afectar a los organismos vivos presentes en el humedal. Especialmente a los ecosistemas acuáticos.