Medio año, seis meses, 180 días. El enfado, el dolor, la frustración, la sensación de abandono, la rabia siguen más vivos que nunca. Y el deseo de justicia, también. Seis largos meses después de que el cielo se desplomase sobre Valencia arrojando millones de litros de agua que enloquecieron y desbordaron los cursos del Magro, del Túria, del Xúquer y de la miríada de barrancos y ramblas secas, con el Poyo, l’Horteta y Pozalet-La Saleta a la cabeza, que forman la telaraña hídrica de la C. Valenciana, la reconstrucción es lenta «y repitiendo los mismos errores», a muchos damnificados aún no les han llegado las ayudas (o no todas, al menos) y las familias de las 228 víctimas mortales siguen clamando amparo. Pero es que, además, tres de ellas siguen como hace medio año: sin saber dónde están los restos de sus seres queridos. Por mucho que administrativamente se les considere fallecidos, la realidad es que continúan desaparecidos.

Son Elisabet Gil Martínez, Eli, de 38 años y madre de un chico de 19 años y de una niña de seis, que desapareció en Cheste; Francisco Ruiz Martínez, Paco, de 64, arrastrado por las aguas en Montserrat; y Francisco Javier Vicent Fas, Javi, de 56, visto por última vez en Pedralba.

Quienes hablan por ellos son Saray Ruiz, la hija de Paco, y Ernesto Martínez, tío de Eli, que también perdió a su hermana Elvira. Susana, la esposa de Javi, que también perdió a su hija Susana, una mujer de 30 años con síndrome de Down durante la riada, ni siquiera ha reunido fuerzas, a pesar de estos seis meses, para aparecer en los medios de comunicación.