A las 23.06 horas del domingo pasado curaban en los corrales de la plaza de toros de València a «Escondido» número 24, negro listón de capa, nacido en septiembre de 2019 y de 545 kilos de peso.
Y pasada la medianoche, subía al camión para volver, de nuevo, vivo a Jerez de la Frontera, a la finca ‘Garcisobaco’, situada dentro del Parque Natural de los Alcornocales. Un paraíso donde será glorificado como semental hasta que se muera de viejo tras ganarse la vida en el ruedo en la tarde del pasado 21 de julio en la Feria de Julio.
Hijo de un semental que murió joven, de nombre «Provocador», número 34; y de «Escondida», número 485; también estuvo de sobrero en la histórica corrida de la Feria de Abril de Sevilla de este año, era hermano del toro al que cortó las dos orejas Fernando Adrián en la localidad francesa de Saint-Sever y del primero de la corrida de la Feria de Julio.
Al final, en la Feria de Julio se vivió la belleza honda y perdurable del toreo gracias a la bravura suprema, esa condición extraordinaria, soberbia del toro de Santiago Domecq. Y Román lo indultó en su tarde más auténtica, cuya densidad radica en la honradez de su concepto, uno de los más auténticos valores del toreo actual, lleno de emoción, con la prodigiosa fuerza expresiva en su mejor forma: la convulsión única que produce el toreo.