Un iceberg gigante con una superficie de más de 1.200 kilómetros cuadrados y 150 metros de espesor se ha desprendido en la Antártida, con semejante envergadura, podría compararse con el tamaño del área metropolitana de Londres.

Hace 10 años los geólogos ya detectaron las primeras grietas pero no ha sido hasta este mes de enero cuando parecía inminente la rotura total.