El papa Francisco, en plena recuperación de una neumonía bilateral, realizó este jueves una visita inesperada a la basílica de San Pedro, pese a que se le ha recomendado reposo durante dos meses. Lo hizo sin su tradicional atuendo papal blanco, lo que llamó aún más la atención de los presentes.

Durante la visita, el pontífice quiso conocer de primera mano los avances en la restauración de la zona de la Cátedra y saludar personalmente a los restauradores. Además, se detuvo a rezar en la tumba de san Pío X.

Esta aparición se suma a otros movimientos recientes fuera de agenda, como su presencia en la misa del Jubileo de los enfermos el pasado domingo y la recepción privada a los reyes Carlos y Camila en su residencia. Su inesperada presencia conmovió a los fieles y visitantes que se encontraban en ese momento en el templo.